Aplazado
En las pantallas pone aplazado, atrasado, delayed, y en el mostrador de la compañía no dan muchas explicaciones. ¿Qué ha pasado? ¿En qué ha quedado todo el espectáculo montado por las huestes del integrismo sorayista? Ahora se quejan los de Puigdemont, los zombies del PSC, son cada día más tétricos, fantasmales. Su líder, el guapo Sánchez, que por cierto está muy desmejorado, no sabe qué decir, ni qué hacer. Que venga Susanita, que es muy del PP. Y no tiene complejos. Y al fondo Pablo Iglesias, desdibujado, no sabe cómo ser más insignificante, anecdótico y hundir un poco más las esperanzas de una izquierda representativa de las ilusiones de un cambio real. Y Albert todo por España, buitreando a la espera del momento de hacerse con la sartén y el mango.
Está todo, de nuevo, aplazado, esperando que el TC, ese grupo de miembros de las castas ideológicas, dicte sus considerandos anticonstitucionales para que se gobierne el reino de España sin garantías democráticas, donde un rey disminuido celebraba su aniversario otorgándole una medalla a su hija mayor. No hay manera de tomar en serio este destino en lo universal. Hasta los ganadores de OT, que irán a hacer el ridículo a Lisboa donde se celebrará este año Eurovisión, aplazan algo, pues van a contribuir a la leyenda de fracasos en ese concurso de músicas, letras y banderas pueriles. Llevan una balada amorosa, es decir, como siempre, van atrasados por lo menos un año.
No hay sesión de investidura, queda la literatura tertuliana, los vaticinios incumplidos y Zoido, el sargento chusquero al mando de todos los operativos más desquiciados. Revisaron una avioneta en Toledo de unos cazadores que venían de Bruselas. Ofrecen imágenes de maderos revisando las cloacas barcelonesas. Que alguien pare este absurdo plan de involución política. Más fútbol por favor.