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FÚTBOL AMERICANO

Pájaros y escopetas, episodio tres

Philadelphia busca su primer anillo frente a New England Patriots, vigente campeón y dominador durante las dos últimas décadas.


¿Cervezas frescas en la nevera? Listo ¿Algo para comer cuando pique el gusanillo? Listo ¿Un termo de café para cuando nos ataque el sueño con los gorgoritos del descanso? Listo. Ya tenemos el kit completo para afrontar una intensa noche de sofá. La del primer domingo de cada febrero. La de la Super Bowl.

Señores y señoras, en esta esquina tenemos al vigente campeón, New England Patriots. En la otra al aspirante, que parte con el cartel de víctima, Philadelphia Eagles.

Un guión previo que recuerda a la historia del hijo ficticio más popular de la ciudad del amor fraternal, Rocky Balboa. El actor Sylvester Stallone, aunque natural de Nueva York, ya se ha encargado de mostrar su amor por el conjunto blanquiverde.

Reza el dicho que «los pájaros disparan a las escopetas», cuando se quiere hacer visualizar que el orden natural de las cosas se ha puesto patas arriba. Una situación que está todavía por darse con los de Boston.

En 2015, con sus rifles de finales del siglo XVIII, los patriotas cortaron en la última jugada el vuelo de los halcones marinos de Seattle (Seahawks). El año pasado remontaron un 3-28 para imponerse en la prórroga a los halcones de Atlanta (Falcons). Ahora es el turno de las águilas de Philadelphia. Esta noche a partir de las 00.40, hora de Euskal Herria.

Los análisis de pretemporada apuntaban a los Patriots como principales candidatos a la gran final, y han cumplido. Terminaron la fase regular como mejor equipo de la AFC, a pesar de las dudas generadas por su defensa en algunos momentos.

En play offs su primer rival fue Tennessee Titans. Un aperitivo. O ni eso. Los de Nashville aguantaron un cuarto antes de caer sepultados ante el rodillo de Brady y compañía. Sí, ahí anda Tom Brady destrozando defensas rivales a sus 40 tacos. Y lo que te rondaré morena.

Gronkowski, recuperado

Más dolores de la cabeza les dio Jacksonville, que se coló en la final de conferencia después de dar la campanada en Pittsburgh. Los Jaguars se pusieron 3-14 en el marcador y Gronkowski, el socio favorito de Brady, tuvo que abandonar el verde por un golpe en la cabeza del que ha sido dado de alta esta semana.

Entonces emergieron dos características de los Patriots que los Eagles sin duda tendrán presentes. Una, no darles nunca por muertos. Y dos, cualquier receptor te puede hacer un ocho, en este caso fue Amendola.

Será la décima Super Bowl para New England, que si gana sumará su sexto Trofeo Lombardi –el primero cayó en 2002– e igualaría a Pittsburgh Steelers en lo más alto del palmarés.

Para Philadelphia será la tercera final. Las dos anteriores terminaron en derrota frente a Oakland Raiders (1981) y sus rivales de esta noche (2005). Líderes de la NFC, parecía que sus opciones se iban al traste cuando a falta de dos jornadas para terminar la fase regular se lesionó su quarterback titular, el jugador de segundo año Carson Wentz.

Quien más quien menos recordó lo sucedido en la campaña anterior a Okland Raiders, cuando el equipo se evaporó en play-offs tras la baja de Derek Carr. Pero el suplente Nick Foles tomó los mandos y ha cumplido con nota. Y sobre todo se ha demostrado la solidez del bloque.

Con el factor cancha a favor pero los pronósticos en contra han dejado por el camino en las eliminatorias a Atlanta Falcons –subcampeón el año pasado– y Minnesota Vikings, que resultó apalizado cuando aspiraba a ser el primer equipo que jugaba la final en su estadio.

El aspirante contra el campeón y favorito, los pájaros contra las escopetas, Rocky contra Apollo Creed. El relato está servido, solo falta conocer el desenlace. Será en la próxima madrugada.