En un día como estos, en el año 1500, tuvo lugar la triunfal entrada de César Borgia en Roma. Hijo del papa Alejandro VI, guerrero de vocación, fue conocido por la leyenda que acuñó en la hoja de su espada, «O César o nada», emulando al mismísimo Julio César que la pronunció al cruzar el Rubicón. Al renacido Milan de Gennaro Gattuso solo le faltaba un triunfo sonado lejos de su estadio para culminar la invicta escalada que dura ya doce jornadas. Y allá se fueron sus conjuradas huestes rossoneri, al Olímpico de Roma, que tomaron al asalto después de que abriera el marcador el chico en boca de todos, el joven Patrick Cutrone, y un segundo tanto liquidara con un 0-2 la visita a los giallorossi. Il capo Gatusso sigue a lo suyo, mirándo a los ojos a sus rivales y acechando puestos continentales en vísperas de nada menos que el Derby della Madonnina, Milan-Inter, este mismo domingo.

Quinta victoria seguida y sin encajar un gol para este Milan en el que se destapa ese veinteañero que tiene «veneno de tarántula», como dice su técnico, que suma 13 goles en todas las competiciones, y al que Gatusso, en su línea, ha sugerido que para que su trayectoria no se tuerza debe «trabajar duro y descansar… Ojalá que encuentre una novia linda para que se quede en casa haciendo el amor y no ande por ahí de fiesta». Al resto del equipo le invitó a «tener los pies en el suelo», porque, Rino dejó claro, «no somos el Manchester City, tenemos que ponernos el casco e ir a la batalla». Milan-Inter, la primera.

Solo Napoli y Juventus han sumado más puntos que los milanistas en este 2018. Muy lejos le queda el líder, que arrasó 0-5 en Cerdeña, siendo la primera vez en la historia de la Serie A en la que cinco jugadores diferentes marcan a domicilio en un partido. El equipo napoletano suma y sigue, acariciando ese Scudetto que no alza desde 1990 con Diego Armando Maradona en sus filas. Ahora, saca cuatro a una Juventus que vio aplazado su partido a causa de la nieve. Maurizio Sarri, al ser preguntado si el encuentro pospuesto de los juventinos cambiaba algo la lucha por el título, replicó: «A no ser que la Juve no lo juegue...». Grande Sarri, que también echa sus cálculos: «¿Alcanzar los cien puntos? Para nosotros es un territorio desconocido, no hemos llegado allí. A los míos les digo que faltan 12 partidos, debemos ganar 11 y empatar uno». Doblemente grande el hombre que dejó su trabajo en una entidad bancaria para meterse a entrenador y dedicar diez horas al día cuando todavía solo dirigía en la cuarta división italiana. «Elegí aquello que hubiera hecho gratis», confesaba. Enfermo del fútbol, al que un amigo periodista apodó ‘Mister 33’, por los esquemas que tenía para las jugadas a balón parado. Toscano de adopción, partenopeo de nacimiento, es el corazón de este Napoli del que Pep Guardiola dijo que es el equipo que mejor fútbol práctica de Europa.

Ciro Inmobile, capocannoniere

Su Napoli recibe esta jornada a una Roma tocada y la Juventus visita a una Lazio que es tercera y cuenta con el capocannoniere del momento en Italia, un veterano goleador como Ciro Inmobile, que viene de hacer un doblete e igualar los 23 tantos que anotó la temporada pasada. El referente biancoceleste suma 23 dianas en las primeras 26 jornadas de la Serie A, registro solo superado por Felice Borel (Juventus) en el lejano 1934, y alberga, además, el mejor ratio europeo con un gol cada 85 minutos. Él es el mejor ejemplo de esa máxima que sostiene el reconocido director deportivo ahora de la Roma y antes del Sevilla, Monchi, de que no hay fichajes malos, sino malos rendimientos. E Inmobile está dando un gran rendimiento, tanto que se ha colado en la pelea por una Bota de Oro que encabezan con 46 puntos Cavani, Salah y Kane, con 44 Immobile y Messi, 42 el Kun Agüero, y 40 puntos Neymar y Lewandowski. Por cierto, que tiemblen todos ellos, porque el jovencísimo Youssoufa Moukoko, ¿le recuerdan?, volvió a la competición este domingo con el Dortmund sub´17 y no pudo tener un mejor regreso: tripleta para sumar 30 goles en 16 partidos... ¡y con 13 añitos!

Inmobile pasó sin pena ni gloria hace un par de años por el Sevilla, y antes, con parecido brillo, por un Borussia Dortmund que empató y está ya a 19 puntos del intratable Bayern –a pesar del 0-0 ante el Hertha en casa y romper una racha de tres años seguidos marcando en el Allianz–, y eso que los borussers son segundos en la Bundesliga. Igualada en un Signal Iduna Park cuya espectacular grada del ‘Muro Amarillo’ estuvo casi vacía como protesta de la afición por la fijación de partidos los lunes, algo inédito hasta la fecha en el fútbol alemán. Malestar que llevó a que el estadio renano registrara la peor entrada de los tres últimos años, y eso que hasta 45.000 espectadores desafiaron la fría noche.

La sorpresa de la jornada en Alemania la protagonizó el colista Colonia al ganar 1-2 en feudo de un Red Bull Leipzig que cae hasta la séptima plaza. Otro histórico como el Hamburgo es vicecolista y lleva camino de, que esta vez sí, sea el curso en el que el ‘Dinosaurio’ descienda por primera vez en su centenaria historia. ‘‘Antes de que se apague el reloj (el de los años consecutivos en la máxima categoría y que corona el estadio), os cazaremos por la ciudad’’, fue la contundente amenaza de la hinchada a los suyos hace unos días en forma de pancarta.

Los taxis del West Brown

No amenaza, sino agresión es la que sufrió el exazulgrana y técnico de Olympiacos –tercer clasificado–, Óscar García, que recibió el impacto en un labio de un rollo de papel de máquina registradora justo antes del comienzo de su duelo ante el PAOK –líder de la Super Liga griega–. El choque se suspendió y los incidentes entre aficiones y policía se sucedieron fuera del estadio. Más pacífica resultó la protesta, usando bolsas de papel en la cabeza a modo de capucha, de la hinchada del Cruz Azul mejicano por el rosario de derrotas.

Al veterano Alan Pardew, por su parte, los seguidores del West Brom le cantaron esta jornada «you're not fit to wear the shirt», no mereces vestir esta camiseta, después no solo de perder en casa sino de protagonizar hace días, durante un fin de semana que todo el equipo pasó en Barcelona, una rocambolesca historia en la que pidió moderación a sus jugadores fuera del hotel y él mismo regresó ebrio, sin documentación y el hotel tuvo que pagar el taxi en el que llegó. Por si no fuera suficiente, cuatro jugadores robaron otro taxi tras mandar al conductor a comprarles Big Mac en un McDonalds.

Teniendo en cuenta que a lo largo de la Copa de Europa 1978-79, el entrenador del Nottingham Forest, el irrepetible Brian Clough, obligaba a sus jugadores a beber vino de Chablis, de la Borgoña, en los almuerzos previos a los partidos para relajarlos... y acabaron campeones... De algún sitio le viene la fama al fútbolista británico, que a saber cómo festejaron los citizens este fin de semana el primer título de la era Guardiola en el City, 500 millones y 561 días después de llegar a Manchester. Pep lo querrá celebrar hoy ganando al Arsenal, y el domingo al Chelsea. Si hace doblete, su segundo título estará al caer. Y aun así, como ironizara Berti Vogts en sus años de entrenador, «si caminara sobre las aguas todavía alguno diría: ‘Mira a Berti Vogts, ni siquiera saber nadar’».