Beñat ZALDUA
DONOSTIA
DESBLOQUEO DE LA LEGISLATURA EN CATALUNYA

Puigdemont deja paso a Sànchez tras recibir el aval del Parlament

Después de que el Parlament le ratificara la confianza con los votos a favor de JxCat, ERC y CUP, Carles Puigdemont compareció en Bruselas para anunciar que renuncia a la investidura y oficializar la candidatura de su número dos, el encarcelado Jordi Sànchez. La prioridad del dirigente en exilio será constituir el Consell per la República.

El Parlament aprobó ayer una resolución en la que constata que Carles Puigdemont cuenta con el apoyo suficiente para seguir siendo el president legítimo de Catalunya. Un hecho que facilitó, paradójicamente, que horas después el dirigente exiliado diese un paso a un lado, renunciando a su candidatura y dejando vía libre a la investidura de otro president. Cosas de esta Catalunya duplicada que busca un equilibrio complejo entre la recuperación del autogobierno y el anhelo de la innata República.

Ayer fue el día en que, tras semanas de filtraciones y especulaciones, empezó a oficializarse la hoja de ruta inmediata del independentismo. La inmediata, porque la de largo plazo es otro cantar. Por la mañana, el president del Parlament, Roger Torrent, neutralizó el filibustero intento de Ciudadanos de frenar el pleno y la Cámara catalana pudo aprobar, con los votos a favor de JxCat, ERC y CUP, una resolución que constató que Puigdemont «sigue contando con la mayoría parlamentaria suficiente (...) para podérsele ratificar la confianza como president». Tan pronto como Torrent dio por acabado el pleno, Puigdemont anunció una comparecencia para el atardecer. Por primera vez en semanas, los movimientos independentistas siguieron un guión claramente pautado de antemano.

En un vídeo divulgado a través de las redes sociales, Puigdemont ofreció un discurso de cerca de un cuarto de hora del que caben destacar, por encima de otras, cuatro ideas. La primera, evidente, es el anuncio de la renuncia: «Hoy he informado al president del Parlament de que, provisionalmente, retire mi candidatura a ser investido president de la Generalitat». El propio Puigdemont dio sus razones: «Dadas las circunstancias, esta es la forma para que se pueda acordar un nuevo Govern lo más rápido posible, de acuerdo con la voluntad del pueblo de Catalunya de que nuestras instituciones continúen gobernadas por el independentismo y no por el autoritarismo del 155».

El segundo apunte a retener fue la oficialización de un secreto a voces: «Anuncio que Junts per Catalunya propondrá al diputado Jordi Sànchez como candidato. Jordi es el número 2 de nuestra lista, representa como nadie los valores de Junts per Catalunya y es un hombre de paz injustamente encerrado en una cárcel española».

Tercer elemento: la constitución de un espacio institucional que dé visibilidad y articule políticamente la presencia de Puigdemont y el resto de exiliados en Bruselas: «En los próximos días convocaré a los miembros del Parlament de Catalunya a una reunión solemne para poder impulsar la nueva etapa y establecer el Consell per la República para que lidere el camino hacia la independencia efectiva y se dirija al interior y al exterior del país». El dirigente exiliado añadió alguna idea acerca de este órgano que será clave para que los miembros del Govern en Bélgica no caigan en la irrelevancia con el paso del tiempo: «Un Consell en estrecha colaboración con el Govern del interior y con los debates, movilizaciones y participación de la sociedad catalana para culminar el proceso constituyente, elemento indispensable para fijar los valores republicanos en la base del nuevo país».

Y en cuarto y último lugar, el anuncio de una ofensiva política y judicial ante instancias internacionales que empezó ayer mismo: «Esta tarde un equipo de abogados internacionales ha presentado en mi nombre una demanda contra el Estado español ante el Comité de los Derechos Humanos de Naciones Unidas por violación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y al derecho a la autodeterminación». Anuncio pomposo que habrá que ver en qué se traduce pero que, en cualquier caso, inaugura una dinámica de recursos ante instancias internacionales que irá en aumento a medida que vayan agotándose los recorridos judiciales en el Estado.

Anticipo de la legislatura

El paso a un lado de Puigdemont, dos años después de su accidental llegada a la Presidencia de la Generalitat –tras otro paso al lado, en este caso el de Artur Mas – y cinco meses después del histórico referéndum del 1 de octubre –momento cumbre de su mandato–, eclipsó el pleno celebrado por la mañana en el Parlament. Pese a la polémica surgida entorno a unas enmiendas de la CUP en las que se proponía reiterar la proclamación de la República del 27 de octubre –contra la opinión del unionismo, fueron admitidas a trámite pero no fueron votadas–, en términos efectivos el pleno no tuvo mayor relevancia que la de allanar el camino al gesto posterior de Puigdemont. Sin embargo, sirvió para anticipar cuál puede ser la tónica de la nueva legislatura en el hemiciclo catalán.

No hay, evidentemente, grandes cambios, pero si ciertos realineamientos y algunas tendencias que pueden ir acentuándose en los plenos que vendrán. El más sonoro y destacable: el ruido de Ciudadanos. Es el grupo parlamentario más grande y no va a tener reparo ninguno en utilizar todas las armas a su alcance para torpedear el desarrollo de los plenos en los que el independentismo trate de sacar adelante alguna iniciativa. Ayer dieron ejemplo tratando de impedir el arranque del pleno pidiendo reconsiderar decisiones que ya habían sido reconsideradas en la Mesa. Torrent les pudo frenar, pero la falta de claridad en las filas independentistas les da alas.

Otra pincelada observable ayer fue la distancia entre JxCat y ERC. Su impacto fue mínimo, ya que no fue más allá de los habituales llamados de Esquerra a formar rápidamente gobierno, pero la diferencia de cara al futuro es sustancial: en la pasada legislatura, los 62 diputados de ERC y PDeCat tenían un solo portavoz en el grupo de Junts pel Sí, pero ahora los 66 diputados tienen dos portavoces diferentes y, como se ha visto en las últimas semanas, no siempre mantienen un discurso ligado.

¿Y ahora qué?

A la espera de que los próximos hitos sean especificados en un calendario concreto, en los días que vienen se podrá observar una actividad frenética en la clase política catalana. Por un lado, JxCat y ERC tienen pendiente sumar a la CUP a su acuerdo y presentarlo públicamente, mientras que, paralelamente, Torrent deberá iniciar una ronda con los grupos parlamentarios para designar oficialmente a Jordi Sànchez como candidato a president. En ese momento empezará el baile con el Supremo, que se decanta por denegar el necesario permiso. Y en un tercer plano, Puigdemont inaugurará en los próximos días las instituciones en el exilio.