Anjel Ordóñez
Periodista
JO PUNTUA

Energía

Puede que Cataluña esté empezando a ganar. La vía de la represión política por la que apuesta el Estado español comienza a dar los primeros signos de agotamiento en el marco internacional, como lo demuestra la situación de Clara Ponsatí en Escocia. La exconsellera, miembro del Secretariado Nacional de la ANC, es una destacada economista con proyección internacional como catedrática de la Escuela de Economía y Finanzas de la Universidad de Saint Andrews. Su causa la representa uno de los abogados más prestigiosos de Escocia y cuenta con la simpatía del gobierno escocés, que no acaba de entender la inquina que mueve la persecución de Ponsatí por haber promovido un referéndum.

Nadie duda de la capacidad de presión de la que dispone el aparato del Estado en el ámbito internacional. Pero el recurso reiterado a la represión como única herramienta para solventar sus problemas es una floja carta de presentación ante la opinión pública europea, para la que no ha pasado desapercibida la detención de Carles Puigdemont en Alemania ni la situación del resto de refugiados y presos políticos de la república catalana.

Cataluña defiende que la dignidad es su principal recurso pueblo para defenderse de las agresiones sin recurrir a la violencia. Pero Cataluña también debe saber y lo sabe que el Estado español dista mucho de haber alcanzado el nivel de madurez democrática que daría pie a resolver el conflicto de manera racional.

Es tiempo de sacrificio para el pueblo catalán. El futuro depende de su capacidad para defender su soberanía, de su determinación en el reto que supone afrontar el duro embate de la coacción represiva institucional que se orquesta desde Madrid por vías políticas, judiciales y policiales. De su voluntad para recuperar sus instituciones por encima de imposiciones e injerencias, sin renunciar nunca a la iniciativa en la calle, donde está y siempre ha estado la llave para descerrajar los candados de la imposición. Y no diré violencia, pero, en la calle, desde luego, hará falta energía. Mucha energía.