Maite Ubiria
Periodista
IKUSMIRA

La democracia liberal y la cólera del pueblo

La facultad de Ciencias Políticas parisina ha sido una de las últimas en incorporarse al reguero de protestas que se extiende por las universidades galas a las puertas del 50 aniversario de Mayo del 68. Desde su fachada una banderola alerta contra el futuro que deparará a esa institución la reforma que ultima el gobierno: la universidad como máquina reproductora de élites.

A muchos kilómetros de distancia –física y de todo tipo– las trabajadoras de una gran enseña comercial, Carrefour, retornan a sus puestos de trabajo tras recurrir a la huelga para tratar de frenar la precariedad laboral y el empobrecimiento salarial.

En la tribuna del Parlamento Europeo, Emmanuel Macron alerta contra las democracias liberales que son sordas a la cólera del pueblo. Con la bandera estrellada de fondo, el presidente francés hace abstracción de su propia política para explayarse en un alegato de soberanía europeísta que suena tan hueco como poco creíble es su rechazo al «nacionalismo egoísta», si se tiene en cuenta que la homogeneización y el negacionismo de la identidad del otro son santo y seña de su gobierno a la hora de abordar, pongamos, las demandas democráticas del pueblo corso.

Este 19 de abril, la cólera del pueblo, a la que Macron se niega a responder haciendo el peor uso de la autoridad democrática que pregona desde el púlpito europeo, volverá a expresarse en las calles. Ferroviarios, funcionarias, empleados, pensionistas... desnudarán sus discursos de salón, marchando unidos contra la batería de reformas que amenazan sus derechos básicos.