Itziar Ziga
Escritora y feminista
JO PUNTUA

¿Quién sexualiza a quién?

Odio la palabra cosificación, me parece tan boba como ofensiva. Suele utilizarse para denunciar la supuesta sexualización con la que somos mágicamente rebajadas hasta la categoría de objetos, todas las mujeres a la vez, por culpa de una imagen en la que se representa a una y solo a una de nosotras, en actitud despelotada. Desde siempre me apasiona la representación cultural de las mujeres malas. Reducirlo todo a: teta a la vista = cosificación = patriarcado, es paralizante, puritano, desacertado y estúpido.

En este gélido invierno que al fin parece alejarse, la brava, gamberra y profundamente feminista Jennifer Lawrence, tuvo que defenderse de varias cruzadas que vieron, en una foto en la que ella aparece, despampanante y escotada, al lado de cuatro hombres tapados, la quintaesencia del patriarcado. «Habría salido hasta con nieve por este vestido de Versace porque me encanta la moda y fue mi decisión. Esto es sexista, es ridículo, esto no es feminismo. Reaccionar exageradamente sobre todo lo que alguien hace o dice generando controversia acerca de cosas tontas e inofensivas como lo que decido o no ponerme, no nos hace avanzar».

Lizzy Martínez, la estudiante de 17 años que ha desafiado a su instituto en Florida cuando pretendieron obligarla a ponerse tiritas sobre los pezones para que no distrajera a los alumnos al no llevar sujetador, dio en el clavo. «Mi escuela, básicamente, me transmitió que la educación de los chicos es mucho más importante que la mía y que debo avergonzarme de mi cuerpo. ¡Dejad de sexualizar mi cuerpo!».

Qué maravilla ver al fin derribada la estatua del infame doctor James Marion Sims en Central Park. Considerado uno de los padres de la ginecología, experimentaba operando sin anestesia, y sin consentimiento, claro, a sus esclavas en Alabama. Más de treinta veces a una de ellas. Anarcha, con tu hermoso nombre hemos decidido las feministas llamar a esta glándula que desata tsunamis entre nuestras piernas. Nadie esclaviza una cosa, lo que se usurpa siempre es la vida. ¡A cascarla, carnicero!