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La violencia dispara el número de huidos en Centroamérica

El número de solicitantes de asilo que huyen de la extrema violencia en los países del norte de Centroamérica aumentó un 58% en 2017 y se ha multiplicado por 16 en cinco años, llegando caso a 300.000 personas. En muchos casos son mujeres con niños o menores solos.


Escuelas convertidas en terreno de reclutamiento de las pandillas; miedo a caminar por las calles y ver algo que se convierta en una sentencia de muerte, o trabajar para pagar extorsiones son motivos que empujan cada vez más a miles de habitantes de Centroamérica a huir y pedir refugio en otros países.

De hecho el número de centroamericanos solicitantes de asilo en el mundo aumentó un 58% en 2017 con respecto a 2016, y llegó a más de 294.000 personas. Esta cifra multiplica por 16 la registrada en 2011, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) que ha recogido sus testimonios en lugares como los albergues ubicados en la frontera entre Guatemala y México.

Muchos de los solicitantes son mujeres con hijos, o menores no acompañados, que huyen de una violencia cada vez más dura. «Las escuelas se están convirtiendo en terreno fértil para el reclutamiento, los niños deben dar muchas vueltas para llegar a la escuela a fin de evitar pasar por calles» dominadas por pandilleros, explica la directoria de comunicación de Acnur para América, Francesca Fontanini.

«Caminan por las calles mirando al suelo para no tener que ver algo que luego se convierta en una sentencia de muerte».

Al reclutamiento forzado, se suman como causas para huir el abuso sexual de niñas y niños, los secuestros y la discriminación por ejemplo en el caso de la comunidad LGBTI.

Fontanini relató que incluso personas con empleo deciden salir de sus países porque terminan trabajando para pagar extorsiones a las pandillas, que se han convertido en la «bestia negra» del llamado Triángulo Norte Centroamericano, integrado por El Salvador, Honduras y Guatemala, donde el año pasado murieron de forma violenta al menos 13.129 personas.

Muchos de estos desplazados se mueven primero dentro de sus mismos países, huyendo especialmente de la influencia de las pandillas, pero cuando ven que la persecución no termina deciden traspasar las fronteras. La mayoría busca protección en Belice, México y en EEUU o, y de manera creciente, en Costa Rica y Panamá.

Acnur señaló que trabaja con gobiernos y agentes de la sociedad civil para mejorar las condiciones de acogida, pero necesita 36,2 millones de dólares para dar asistencia a los afectados, de los que hasta ahora solo ha recaudado un 12%.