Crisis en el Reino de España. Hay quien pretende reducirla al agotamiento del PP y el eco de sus casos de corrupción, pero hay muchas capas podridas por debajo de la superficie y muchas más tramas que las de Rajoy y los suyos. La España-burbuja estalla otra vez y se multiplican los intentos para evitar que de este caos pueda surgir una alternativa transformadora, esto es, democrática. Parece demasiado tarde para salvar a Rajoy, el régimen del 78 y España a la vez, pero según como se gestione esta delicada situación la lista puede reducirse y ya hay quien piensa que para salvar al Estado es necesario reformar el actual modelo.

¿Estamos ante una oportunidad para hacer avanzar nuestra vía, la vía vasca? ¿Qué nos depararán los navajazos entre las élites españolas? ¿Se abren nuevas posibilidades a nivel estatal?

Os propongo mirar al futuro viajando primero hacia el pasado. Hace ahora 50 años mataron a Txabi Etxebarrieta. Sus gafas, que pudieron conservarse, son un símbolo potente también hoy, en 2018, porque enmarcan una mirada crítica, audaz, valiente, capaz de plantear nuevas ideas y nuevos caminos. La generación de Txabi no se resignó, decidió crear, construir, retar y comprometerse. Lo pagaron muy caro, porque la represión fue atroz y castigó todo, desde la militancia armada hasta la canción protesta pasando por el movimiento obrero, la defensa de la lengua vasca… pero cambiaron el rumbo de nuestra historia.

No se trata de quedarse en el pasado, ni de aspirar a repetirlo. El valor de esas gafas está precisamente en la mirada que además de ver imagina escenarios diferentes y comienza así a construirlos. De poco nos pueden servir esas gafas ni ninguna otra si nos quedamos mirando a Madrid. Bien está todo aquello que pueda poner freno a la involución en el Estado, pero –ya que hablamos de gafas– el enfoque es fundamental: la clave de nuestro futuro está aquí.