Amaia Ereñaga
Periodista
IKUSMIRA

De Rajoyes, Rosalías y otras pensiones varias

Esta mañana no sé qué tendría mi café pero, zas, he tenido una revelación: «Cuando sea mayor, me voy a hacer corrupta. O, en su defecto, gestora de una caja B». Se me han debido de aparecer el dios y la virgen María en los que se ha ciscado Willy Toledo o puede que haya colapsado por lo surrealista de las noticias. De pronto, se me han abierto todos los chacras: ni planes de pensiones, ni trabajar hasta los 67 años –siempre seremos jóvenes para que nos den la jubilación; es un consuelo, ser jóvenes, digo–, ni solidaridad con el prójimo, ni leche que te crió. En ese estado de locura transitoria, incluso me ha parecido fácil solventar algún problemilla, como que si no tengo ni para la caja A cómo me lo voy a hacer para crear una B, o a qué partido o asociación le hago un apaño si los que conozco son pobres o están embargados por el TOP de los tribunales.

Da igual, todo tiene solución, he barruntado. ¿Que te quitan el Gobierno por corruptelas? Tranquilo, no vas a la cárcel, sino a la oposición y, además, como expresidente de Gobierno, tienes asegurado un sueldo vitalicio de 80.000 euros anuales, coche con chófer y toda la pesca. Ya lo quisieran para sí los pensionistas a los que se les dice que 1.080 euros mensuales es ciencia ficción. Tus ministros, además, tendrán su sueldo de diputado más la compensación en sus jubilaciones y si alguno se queda en el paro, cobrará el 80% durante dos años. ¿Y si te echasen quince años de talego, como a la mujer de Bárcenas? Pagas una fianza y arreglado; además, con vis de regalo. Lo dicho, cuando sea mayor... preparaos.