Raimundo Fitero
DE REOJO

Ir y venir

Como entramos en una nueva fase asfixiante del descerebramiento y la reiteración de frases hechas de un argumentario tosco de los políticos en celo opositor, mientras se mantienen en esta atonía crispada, hago un repaso a programas que se van y uno que viene. Finalizó “Fama, a bailar”, con una ganadora ucraniana, una joven veinteañera, muy dúctil, muy trabajadora, muy solidaria que creció y creció y demostró su capacidad de adaptación para superar todos los retos. El programa acabó con alegría, un buen espectáculo y parece ser una de las sorpresas de la temporada. La aceptación ha sido grande, el formato funciona, tienen que afinar con la selección del profesorado y han trasmitido un mensaje positivo sobre la danza y las muchas dificultades a salvar a base de esfuerzo y disposición para alcanzar cuotas de calidad incuestionable.

Si he sido muy crítico con Jalis de la Serna, con sus programas tendenciosos, muy abruptos, de corresponsal de guerra o por zonas conflictivas del mundo, ahora debo reconocerle un gran acierto. En la sexta he terminado una temporada de su “Enviado especial”, que se ha propuesto colocarse en el punto más avanzado de la técnica, la ciencia, la tecnología y nos ha descubierto mundos poco conocidos sobre algo que usamos de manera cotidiana, pero que es de una gran complejidad, todo lo digital. Los avances de la ciencia aplicada que van décadas por delante de nosotros.

Acabo de descubrir un programa de entretenimiento gastronómico, “El Sabor es ciego” que presenta David de Jorge, un concurso entre cuatro participantes que deben cocinar dos platos, y posteriormente calificarlos, a ciegas, para ir sumando puntos. Es divertido, tiene un punto didáctico en cuanto se ve cocinar a personas normales sin postureo. Se emite en Nova, es una producción vasca de la factoría Bainet, especializada en estos asuntos y mantiene un buen espíritu, muy cernao, con ese aire de algo sencillo, pero posible.