La CSU da un plazo a Merkel para que logre un acuerdo migratorio en la UE
El ministro de Interior alemán, Seehofer, aplazó su amenaza de imponer por decreto la devolución de refugiados y condicionarla a que la canciller, Angela Merkel, arranque un acuerdo sobre inmigración en la cumbre de finales de mes de una Unión Europea a la deriva.
El ministro de Interior alemán y líder de la CSU bávara, Horst Seehofer, decidió aplazar su ultimátum a su aliada y canciller, Angela Merkel, y no aprobar por decreto su plan para frenar la llegada de refugiados hasta después de la cumbre de la UE de finales de mes.
La aprobación por parte de Seehofer de su propuesta para frenar en la frontera alemana a los refugiados ya registrados en otros países habría supuesto su destitución inmediata, lo que habría provocado la ruptura de la coalición en el poder desde hace tres escasos meses y la más que probable convocatoria de elecciones anticipadas.
Pese a dar un respiro y dos semanas de plazo a la canciller, tal y como adelantó la agencia DPA, el ministro de Interior advirtió de que tiene el respaldo de su Unión Socialcristiana (CSU), cuya dirección se reunió ayer, para cerrar las fronteras en el caso de que Merkel no logre una «solución europea a la crisis».
La interpelada tuvo que salir a la palestra y se comprometió a buscar soluciones a la crisis migratoria a escala europea y bilateral en el Consejo Europeo del 28 de junio y a consensuar una vía común con la CSU. «Estamos de acuerdo en seguir trabajando conjuntamente para lograr el objetivo de mejorar la gestión de la política migratoria y de reducir la llegada de refugiados», afirmó Merkel, para insistir en que no apoyará «soluciones unilaterales» en detrimento de otros socios comunitarios.
Todo apunta pues a que los dos aliados (CDU y CSU) no han hecho sino ganar tiempo en el contexto de un desencuentro que arrancó en 2015-2016 cuando el Gobierno alemán decidió abrir las fronteras a los refugiados, varados en la Ruta de los Balcanes.
Llueve sobre mojado
Tampoco es la primera vez que la Unión Cristianodemócrata (CDU) afronta el reto de apaciguar los ánimos rebeldes de la agrupación hermana, la CSU.
La CSU se fundó, como partido regional bávaro, en 1945, inmediatamente después de la guerra, mientras que la CDU fue el resultado de una fusión de grupos democristianos que se crearon entre 1945 y 1950 y que terminaron fusionándose. La CSU no se sumó nunca a esa fusión pero ha formado siempre grupo parlamentario común con la CDU, que no se presenta a las elecciones en Baviera.
En 1976, la CSU de Franz Josef Strauss amenazó con romper el acuerdo parlamentario y presentarse en toda Alemania. En el trasfondo subyacía la desavenencia de las bávaros con la decisión de Helmut Kohl de privilegiar un acuerdo con los liberales del FDP.
La amenaza de la CDU de hacer lo propio y presentarse a su vez en Baviera forzó la marcha atrás de la CSU, que vio entonces peligrar su mayoría absoluta en el land católico.
Una mayoría absoluta en peligro en las elecciones de octubre tras la irrupción de la ultraderecha de la AfD, en segunda posición en las encuestas.
La CSU se enfrenta a un dilema. Su máxima ha sido siempre que no podía haber un partido homologado a su derecha. Esa situación ya ha llegado.
Salvini lamenta «quedarse con los gitanos»
El ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, anunció que el Ministerio retomará un plan para la elaboración de un censo de población gitana en Italia para tener «una fotografía de su situación» y se lamentó de «tener que quedarse» con los gitanos italianos. «Tratamos de entender cómo intervenir rehaciendo lo que en su momento se llamó censo (...) para tener una fotografía y comprender así de lo que estamos hablando», indicó Salvini. «Desgraciadamente, a los gitanos italianos te los tienes que quedar en Italia», lamentó. Salvini añadió que prevé «la expulsión de los presos extranjeros que se encuentran en Italia» y defvendió alcanzar acuerdos con los países de origen. «Esto significa trabajar con Rumanía, Albania y Túnez, que desgraciadamente están entre los países con mayor población carcelaria», indicó.
La oposición del Partido Democrático consideró las declaraciones «escalofriantes» porque «recuerdan a las políticas nazis», mientras Salvini se mostró sorprendido de la repercusión de sus palabras.GARA