Un bulto
El lenguaje no verbal tiene sus exégetas. Hoy me siento más propicio a descifrar el lenguaje espacial establecido en la sesión de lavado y peinado de Pedro Sánchez en TVE. Se abrieron las puertas de Moncloa para que la televisión pública española entrevistara por primera vez al nuevo presidente. Y la elección de los entrevistadores dejó claro que se trata de una jugada mixta, se ponía a una profesional de larga trayectoria, Ana Blanco y un joven cocodrilo herido de muerte, Sergio Martín, el despeinado. Y el realizador lo dispuso muy bien. La distancia entre la profesional y el representante de la banda era descomunal. Costaba que entraran en plano ambos. Algo deliberado. Quizás la perpetua Blanco tenga futuro, pueda acabar su carrera en la empresa que la vio nacer en Bilbo y la llevó a los noticiarios señeros. Pero al otro, al despeinado, a la cobra pepera, su futuro si es de plantilla, será en la redacción oscura, o se irá a la privada para seguir adulando al sucesor del registrador de la propiedad. Descifro en primera lectura que se consideraba a Sergio un bulto sospechoso. Una imposición de la actual dirección en libertad provisional. Pero que no tenía mucha presencia. No se podía repreguntar, no se podía agredir. Y lo dejaron orillado. Como ha hecho él durante demasiados años con la verdad, la realidad y la corrupción de su banda. Y en la banda empiezan a relucir navajas, cuchillos, peinetas de doble uso, expedientes, currículums sin certificar y otros elementos de la con tienda para hacerse con el poder de una organización absolutamente desorientada. Lo de M. Rajoy abandonando todo, es un mal presagio. La lucha que se intuye entre las dos mujeres con más poder en el PP, puede darnos un mal entretenimiento que para nada nos apartará del fútbol que nos está proporionando alguna justicia poética transitoria.