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JO PUNTUA

Ava Gardner meada


Probablemente fuera mi amona Susana el único ser de este mundo que no consideraba a Ava Gardner tan guapa. Coincidieron en sanfermín, en aquella mítica taberna que tenía mi familia en La Rocha, donde se alojaban los mayorales. Mítica para mí, porque nos fue expropiada por nuevos planes urbanísticos al poco tiempo de que yo naciera. Un paraíso perdido donde siempre permanecerá Ava Gardner gloriosamente borracha y meada encima, como la vio mi amona. De ahí que no le pareciera tan guapa como en el cine, aunque para mí, imaginarla exactamente así, y con aquella melena oscura dulcemente incendiada por el sol de la tarde, mecida por la brisa del Arga, sea desde siempre la apoteosis de la belleza. Se lo bebió y se lo folló todo alegremente, Chavela Vargas incluida. Dicen que retaba a cualquier hombre a un duelo de whisky, y que siempre ganaba ella. Ava Gardner, no mi amona Susana Goikoetxea. Aunque mi amona se escapaba de adolescente por la ventana para bailar, me lo contó ella. También me encanta imaginarla.

Haber nacido tal día como hoy, me predispuso a continuar la fiesta hasta el final. Aunque siga siendo una fervorosa descalabrada en muchas cosas, ya tengo unos cuantos años. Y me maravillan todas esas criaturas que voy conociendo últimamente, de piel turgente, género desordenado, profundas y libertarias convicciones que ya no mantienen equidistancia alguna respecto a sus prácticas, más listas y decididas de lo que yo era a su edad. Claro que toda la chavalería no es así de bárbara, faltaría más. Pero han crecido seres inéditos que encarnan nuestros mejores sueños y parecen haberse ahorrado unos cuantos de nuestros redundantes errores. Y las calles de Iruñea, transformada un año más en bacanal planetaria, vuelven a estar llenas de mujeres que no nos planteamos siquiera acatar la reclusión patriarcal para evitar la violencia patriarcal de los desconocidos. Nunca hemos querido perdernos la fiesta y demasiadas veces nos la han robado históricamente. Volvemos una y otra vez al akelarre eterno, donde siempre estará Ava Gardner, radiante, borracha y meada.