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JO PUNTUA

Doce meses sin Kepa


Mañana se cumple un año de la muerte de Kepa del Hoyo en la prisión de Badajoz. No será un día fácil. No lo ha sido ninguno en estos doce meses, porque los buenos recuerdos apenas alivian el peso de su intenso vacío. Y nunca nos acostumbraremos a su ausencia, porque cada día que amanece nos carga de razones para recordarlo en su implicación, en su compromiso con la pugna por una sociedad mejor, en su entrega hasta las últimas consecuencias.

Y por eso duele que muchas de las causas por las que Kepa luchó y finalmente entregó su vida le hayan sobrevivido. Duelen en su recuerdo las violaciones, la degradación de la mujer en una sociedad machista hasta el exterminio. Duele el paro, los abusos laborales, las muertes en el trabajo, la miseria de miles de familias víctimas de un capitalismo desatado. Duele el racismo, la intolerancia, el desprecio desalmado por el diferente. Duele la negación de los derechos de los pueblos, la vieja opresión de las naciones por los Estados. Y, claro, duele el mapa de la dispersión de los presos políticos vascos, en el que Kepa acabó sus días tras veinte años de cautiverio, injusticias y represalias.

Pero veo también a Kepa en la esperanza y en el optimismo de una sociedad que no se resigna, que se mueve. En cada manifestación, en cada protesta contra la injusticia que nunca supo tolerar. En cada pequeña batalla ganada a la sinrazón de un mundo que amenaza ruina ideológica, en cada acuerdo sincero entre diferentes para atajar ese odio que constriñe, en cada renacer de nuestra identidad a pesar de las dificultades. En definitiva, en cada paso, siquiera pequeño, que damos hacia una sociedad más justa, y hacia un futuro en paz y libertad para Euskal Herria.

Han pasado doce meses desde que no estás, Kepa. Y nunca nos acostumbraremos a tu pérdida, pero seguiremos adelante con decisión por un camino que, aunque a veces se hace angosto y penoso, da sentido a nuestras vidas como se lo dio a la tuya. Nunca perdiste la esperanza, Kepa. Tampoco la perderemos nosotros.