El corazón de Gasteiz está enfermo. Alde Zaharra «se cae». Así lo indicó hace un par de semanas Manu Arakama, de la asociación de vecinos Gasteiz Txiki, que también participa en la plataforma Santo Domingo Bizirik!, creada para denunciar el abandono institucional que padece la calle Santo Domingo, donde el pasado mes de octubre fueron desalojados dos inmuebles por peligro de derrumbe.

Los vecinos y vecinas afectadas no han podido volver todavía a sus casas, y no saben cuando lo harán, porque los trabajos que hay que realizar para adecuar la estructura cuestan miles de euros. Se trata de un proyecto muy costoso al que muchos no pueden hacer frente, y pedir una subvención no parece una alternativa factible, ya que, por norma general, estas se cobran una vez realizada la obra. ¿Qué hace pensar a las administraciones públicas que una persona que pide una ayuda para rehabilitar su casa está en disposición de adelantar el dinero?

Santo Domingo Bizirik! está trabajando para que el Ayuntamiento flexibilice el acceso a las ayudas a la rehabilitación, pero todavía queda mucho por hacer para garantizar que estas llegan a quienes más las necesitan. A muchas familias con escasos recursos de Alde Zaharra que deben afrontar el pago de las reformas derivadas de la Inspección Técnica de Edificios, una trampa para muchos vecinos. Basta con señalar que a finales de junio solo habían pasado la ITE el 65% de los 3.041 edificios con más de 50 años que hay en la capital alavesa.

Este porcentaje sería mucho mayor si el Ayuntamiento invirtiese más en la rehabilitación de un barrio histórico.