El doble
Ya es tiempo inhábil judicialmente, pero parece que el doble pivote de la ultra derecha, Pablo y Albert, no se van a ir de vacaciones porque tienen muchas urgencias históricas que resolver y deben competir diciendo barbaridades y apretando manos de emigrantes. Son la expresión máxima, perfecta, canónica del populismo de extrema derecha. En versión doble. Quizás esta descarnada lucha por ser los más duros, acabe anulándolos, porque no tienen tiempo para otra cosa que para aplicar el oportunismo populista ante todo lo que sucede, ya sea la migración, ya sea el conflicto de los taxis o el propio tiempo.
El conflicto de los taxistas empieza a entrar en un lugar donde hay más mentiras que verdades. Los medios de comunicación por mucho que intenten mantenerse en un término medio acaban decantándose por la fuerza de los hechos. La ciudadanía ya no sabe dónde colocarse. La demagogia está abundando y su crecimiento puede colapsar cualquier razonamiento. La violencia ejercida desde algunos lugares relacionados con el taxi convencional huele muy mal. Hasta un disparo de pistola se ha producido contra un coche de Cabify, cosa que empieza a desbordarse. Y no hay condenas de ningún tipo. Y las arterias principales de las ciudades bloqueadas. ¿Es un paro obrero o de la patronal? Nada queda claro. Lo que todavía solivianta más es que esta lucha entre los taxistas y estas nuevas formas de movilidad, está generalizada. Taxistas portugueses se han añadido a las protestas en Madrid. En alguna ciudad boliviana hay una clara movilización. ¿Es una adecuación a los tiempos lo que llega o un nuevo paso en la precarización? ¿Los taxistas pagan mejor a sus empleados que los de Uber? No tengo claro qué defiendo cuando defiendo a unos u otros. Es un servicio público que se debe garantizar.