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Acercamientos


Han necesitado 3 meses de declaraciones, puntualizaciones y justificaciones para reducir distancia entre lo que Sánchez dijo que haría y lo que, de momento, van a permitir que se haga. Casi 8 años después de que ETA anunciara el alto el fuego permanente y dos y medio después de su disolución, el Gobierno español ha trasladado a dos presos políticos vascos a menos lejos de lo que estaban. Técnicamente, por supuesto, un acercamiento. Ahora, sus familias solo tienen que hacer 400 km en un caso y 600 km en otro, para la visita.

En 1989, el Gobierno del PSOE necesitó el mismo tiempo, tres meses, para alejar a todos los presos políticos vascos hasta donde pudo, lo que incluía Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla, y condenar a sus familiares a un calvario que minaría su salud y su economía ante la indiferencia, cuando no la complacencia, de las instituciones y los paladines del Estado de derecho. Lo hizo con las prisas que ahora no tiene, con la determinación que ahora le falta y sin los trémulos descargos que ahora le sobran. Se ve que en el camino de ida había menos atascos que en el de vuelta. El español debe de ser el único Estado en el que hay que dar explicaciones, pedir prudencia y hasta pedir permiso para respetar los derechos humanos. Para no hacerlo, la vía siempre ha estado libre.