Risas
Les deben parecer muy divertidas las sinsorgadas de Donald Trump en la ONU, por eso se ríen cuando dice una de sus acostumbradas idioteces. De tal manera cunde la risa que hasta él mismo acaba riéndose. Risas tontas. Risas secuenciadas. Risas que señalan un estado de decrepitud de una institución que casi nadie sabe exactamente cuál es su función actual en el nuevo orden mundial. Se ríen con el jefe de la barraca, el comandante en jefe del mayor ejército del mundo, un señor que eso de la ONU solamente le sirve para hacerse fotos y reírse de sus subordinados con su insuficiencia moral.
Hay muchas risas con la candidatura de Manuel Valls a la alcaldía de Barcelona y me temo que esas risas se van a volver lágrimas, porque no es un caballo perdedor, porque es de Barcelona, sabe catalán, lo habla bastante mejor que Arrimadas y Zape Rivera y toda la cuadrilla naranja, tiene pedigrí, es conocido en Europa y aunque me parece un botarate político, es un buen candidato si logra armar un buen equipo dejando en la cola a los violentos de Rivera. Y como Vestringe se ha reído de él –ha dicho que es un traidor, un fracasado político y cosas por el estilo–, es la confirmación de que va a ser una oferta electoral seria y a tener en cuenta. Seguimos con el comisario radioescucha Villarejo y la ministra amiga y recomendada del juez prevaricador que ha salido en su defensa pública, lo que viene a ser su condena definitiva. Garzón anda muy soliviantado. Porque el invitado a esa comida homenaje a Villarejo era él, y se llevó a la fiscal. No creo que estén para muchas risas en sus entornos respectivos. De momento, se mantiene de ministra, se muestra muy alterada, se habla de chantaje al Estado con la banalidad acostumbrada, se confunde lo privado y lo público de manera interesada y el deterioro democrático generalizado crece.