En negro
Se debe utilizar mucha prevención y sensibilidad para emplear la palabra negro, según circunstancia, localización y sintagma. Parece que en inglés tiene mejor deglución ideológica, black. Y si son tarjetas black, entonces adquiere consideración de imagen de la corrupción protagonizada por aquellos que controlaron todos los cajeros. Rodrigo rato debe estar apretando todos sus contactos de la paleta de las influencias y los favores para que no acabe entrando en la cárcel por sentencia firme del Supremo por el uso alocado de las tarjetas black. Y va a ser difícil que no veamos a este ex alto funcionario del FMI, paseando por el patio de un penal.
En “El Intermedio”, el cómico gallego Burque hace unos reportajes de esos que provocan escalofríos ya que adopta una postura ultra, de extrema derecha, llevando a sus interlocutores hasta puntos de difícil asimilación. La última era con dos subsaharianos en Madrid, y allí se dio una pequeña lección de lo que es la utilización de negro como insulto, como asunto cariñoso, como manera de mostrar un racismo de baja intensidad. Y de paso de desmontar los tópicos de los manteros, de que son unos vagos, que viven de manera estupenda. La forma que utiliza para hacer esta denuncia, si no se controla, puede llevar a confusión. El color negro, según los teóricos, es la ausencia de luz, la ausencia de color. El blanco son todos los colores juntos en uno mismo plano. Ahora mismo podemos asegurar que vamos hacia un negro político, una ausencia de luz política. Se detecta por activa y por pasiva. El estancamiento judicial que afecta al operativo normal de la vida política en Catalunya, nos coloca ante una impotencia analítica. En televisión se va a negro cuando termina un programa y hay unos segundos para que empiece el siguiente. ¿Estamos en ese punto histórico?