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JO PUNTUA

Presionar a Estrasburgo


La filtración de que en breve el Tribunal de Estrasburgo va a dictar sentencia en la que, previsiblemente, se estimarán los recursos interpuestos contra España por parte de varios miembros de ETA ha desatado las iras de las asociaciones de víctimas que, dicen, no desean soportar una situación como la vivida en su momento cuando se dictó la sentencia en el mal llamado caso Parot, que supuso la excarcelación de un numeroso grupo de militantes independentistas vascos que debieron haber quedado en libertad mucho tiempo antes. Y uno no acierta a comprender a que se refieren cuando hablan de esa situación insoportable.

Entonces, como ahora, lo único que pasó, y, parece que va a volver a ocurrir es que el alto tribunal va a condenar a España por el incumplimiento de la normativa y la jurisprudencia europeas. Todos sabían que su interpretación de las normas sobre límite máximo de cumplimiento de las penas eran contrarias a la normativa europea, como saben ahora que debió computarse el tiempo de prisión cumplido en Francia, pero se niegan a aplicar esos criterios. De esa forma no excarcelan a muchos presos que ya debían estar en libertad y, claro, cuando el TEDH condena a España lo único que se les ocurre decir, en vez de reconocer la injusticia, es que tanta excarcelación es inasumible y que hay que presionar a Estrasburgo para que cambie el signo de su decisión. Todo el día llenándose la boca con la ley, la ley, la ley, para acabar intentando hacer fraudes para que no se cumpla esa misma ley.

Las consecuencias de una política penitenciaria de pura represalia se vuelven contra ellos mismos. Si la norma se hubiera aplicado cuando llegó el momento oportuno, las excarcelaciones hubieran sido escalonadas. Al no haberse hecho así, el número de presos que debió haber quedado libre y siguió cautivo fue aumentando y al llegar la sentencia europea, les surge el problema: saldrán muchos a la vez. Pero en vez de reconocer la injusticia cometida tratan de trampear para que el despropósito continúe. Insaciable sed de venganza.