Mientras celebran su hispanidad, trabajemos por un auténtico Aberri Eguna
La fecha del 12 de octubre, día de la hispanidad, nos lleva siempre a una serie de reflexiones críticas hacia un imperialismo español que, desvirtuando el genocidio cultural y el saqueo económico que desarrolló en tierras americanas, nos presenta esta fecha como referencia de una «madre patria», que expandió cultura, religión y valores en el «descubrimiento».
Esos recuerdos a la España imperial, al orgullo patrio, se ensamblan con el ensalzamiento a la Guardia Civil como estandarte de esa España una, grande y libre; de esa España con un imperio donde nunca se ponía el sol. Se trata de jornada festiva, más allá de su imposición en el calendario laboral por parte del Estado, que evidentemente genera sentimientos contrapuestos en la sociedad vasca. Habrá una parte de la población que se siente española que –es posible– sienta emociones con los desfiles de la Guardia Civil, las paradas militares o la sobreexposición de banderas españolas. ¡Es su día!
Sin embargo, en Euskal Herria, para una gran mayoría de la sociedad esta fecha es una prueba más de la imposición del Estado español tanto por la obligación a ser declarada festiva como, principalmente, por la proyección de contenidos y valores que representan una provocación para una nación en lucha por su reconocimiento nacional y respeto a su voluntad democrática. Para nosotras y nosotros el 12 de octubre se identifica con un españolismo intolerante y antidemocrático, con la continuidad del imaginario franquista, con la represión, tortura... sufrida por cientos de ciudadanos y ciudadanas a manos de la Guardia Civil.
Un Estado que para ocultar su crisis territorial, económica y social, continúa envolviéndose en símbolos donde cualquier acontecimiento social es una mera exaltación reaccionaria; donde un partido de la selección de fútbol es una nueva hazaña de la armada invencible, donde el neofranquismo social de Vox es un proyecto popular, o donde a la acogida de inmigrantes se le responde con un racista «primero los españoles». Este Estado hace tiempo que ha dejado de ser una garantía para mejorar nuestras condiciones de vida: no hay futuro para nuestra industria, no hay sitio para un sistema público de protección social efectivo, no hay posibilidad de aspirar a unas pensiones dignas y nos abandona en manos de manadas agresoras perpetuando de manera criminal la desigualdad de genero.
Hoy, más que nunca, esa España que con pequeñas modulaciones sintonizan PSOE, Partido Popular o Ciudadanos y que se escenifica bajo la figura de un Borbón, nos produce rechazo, nos demanda alejarnos o desconectarnos de la misma. Nunca como ahora se ha producido semejante deslegitimación democrática del proyecto español en Cataluña o en Euskal Herria, nunca como ahora España ha renegado a políticas de seducción para introducirse en parámetros de imposición y uniformización a la española, nunca como ahora nos sentimos tan lejos de esa España corrupta, cainita, casposa, rancia, arrogante, racista...
Por eso, nunca como ahora se ha percibido como una necesidad colectiva el hecho de defender la escala vasca como una escala propia para poder construir una democracia de calidad en términos políticos y sociales. Hoy defender un marco de soberanía para Euskal Herria, es defender un marco de democracia, de libertad. Al fin y al cabo se trata de una oportunidad para abordar nuestro bienestar colectivo desde otros valores y políticas. Soberanía y democracia son conceptos que se retroalimentan.
Por tanto, hoy nos encontramos ante un nuevo 12 de octubre sintiéndonos cada día más lejos de lo que representa y plantea el unionismo posfranquista. Esperemos que los que hablaban de querer romper los candados de la transición no sean engullidos por toda la maquinaria de un Estado que sigue construyéndose desde la imposición y la intolerancia hacia las naciones vasca y catalana.
Mientras este Estado sigue imponiendo su día patrio, en el marco de la celebración del día de la Hispanidad que pretende humillar a muchos pueblos, entre ellos al nuestro, estamos convencidas y convencidos de la necesidad de contar con un Aberri Eguna que, superando las diferencias existentes, consista en una verdadera celebración para nuestro pueblo. ¿Conseguiremos en 2019 plantear un auténtico Aberri Eguna? ¿Seremos capaces de celebrar un día de la nación vasca, nuestra diada nacional, en lugar de mantenerlo como terreno de acción política partidaria? Sería una gran noticia.