31 OCT. 2018 IKUSMIRA La estatua arco iris de los Fueros Pello Guerra Periodista Me encanta el cartel que anuncia la celebración en Iruñea de los XXX Encuentros Estatales LGTBI+ el próximo mes de noviembre. Eso de ver a la icónica estatua de los Fueros con un bigote, enarbolando una bandera arco iris en lugar de la Ley Foral y una fusta con los colores de la bandera trans en donde deberían aparecer las cadenas primero me asombró y después me provocó una carcajada. De inmediato me vino a la cabeza la previsible reacción de los que consideran esa escultura como la imagen sacrosanta de Nafarroa, que seguramente se habrán rasgado las vestiduras y clamado al cielo por semejante «ultraje». Espero que no les dé por seguir la senda de esas asociaciones de abogados católicos que persiguen con saña toda parodia o crítica incisiva dirigida contra símbolos de su religión, como la performance de una drag queen en un carnaval o por cagarse públicamente en Dios (el que esté libre de este «pecado», que tire la primera piedra). Y, paradójicamente, no me extrañaría que estuvieran entre los que gritaban aquello de «Yo soy Charlie Hebdo», cuando se produjo la matanza en la revista satírica. Porque les parece genial eso de que se ejerza la libertad de expresión cuando se trata de reírse de Mahoma, pero ni de globo cuando afecta a la Virgen o a Cristo. Y no digamos si el objetivo de la chanza es la esencia navarra, porque no hay nada que más les reviente que eso de que les toquen los Fueros, aunque sea figuradamente. No quieren entender que la libertad de expresión hay que defenderla en todo terreno y lugar, incluso cuando se utiliza para hacer mofa de los símbolos propios.