Infinita
La situación política en Iberoamérica está entrando en una fase explosiva. Tras unos años en los que la luz resplandeciente de algunos gobiernos alumbraba en la oscuridad neoliberal destructora, los poderes fácticos han empujado para que el péndulo se desplace hacia la derecha más extrema. Puede ser un contagio universal, pero con efectos muy concretos en la zona que se detectan de manera simbólica, pero que van a provocar que se rearme otro proceso de lucha para defender los derechos básicos.
La información ha sido muy escueta, se ha intentado ocultar una reunión en Buenos Aires, paralela a la del G-20, en la que se han presentado dirigentes de opciones más de centro o centro-izquierda, han participado intelectuales de toda la zona y Europa, que han ido analizando la situación actual desde otras perspectivas. Ha sido un foro para la esperanza, para contrarrestar la infinita tragedia que se avecina con la llegada de los dirigentes más salvajemente reaccionarios y que proponen soluciones de corte fascista para problemas provocados por las desigualdades económicas existentes por políticas neoliberales feroces.
Infinita es la final de la Copa Libertadores de Fútbol, una competición continental, que se disputan Boca y River. Un acontecimiento que ha fraguado una burbuja informativa. Para la prensa local y la deportiva se trata de la final más importante de la historia. Se jugó el primer partido con empate. Pero el definitivo, el que proclamará campeón se está retrasando por los disturbios causados por las “Barras Bravas”, que así se llaman a las hordas de fanáticos de cada club. Y sucedió este pasado fin de semana, cuando todo sucedía en Buenos Aires y se suspendió el sábado, y se aplazó el domingo hasta diciembre. Infinita espera. Mientras tanto, de la catástrofe económica de Macri no se habla.