30 NOV. 2018 Las cosas y las personas que marcan la diferencia Algo grave pasa si resulta difícil ver las diferencias entre la Policía española, los políticos y la judicatura en Iruñea en 1991, por un lado, y la Ertzaintza, el Gobierno de Lakua y los tribunales en Bilbo en 2018, por otro. Iñaki Soto, GARA egunkariko zuzendaria. Última actualización: 30 NOV. 2018 - 18:13h Iñaki SOTO Director de GARA Recuerdo como si fuese ayer cuando nos dejaron entrar a ver a Mikel Iribarren a la UCI. Lo vimos a través de un cristal, era como una momia entubada y en aquel momento todavía luchaba por vivir. Le habían disparado a corta distancia con un bote de humo. Era la Policía española, era Iruñea, era 1991. Era el conflicto en pleno apogeo, una «guerra de baja intensidad», pero fatídica como toda guerra. Aquel caso marcó a una generación como ejemplo de violencia policial e impunidad. Pero, repito, era la Policía española, era Iruñea, era 1991. La noche en la que Iñigo Cabacas murió de un pelotazo lanzado a bocajarro, en aquel callejón no había más guerra que la que existe en la cabeza de muchos ertzainas, tal y como se ha visto en el juicio. Fue esa visión sectaria la que provocó la carga, la barbaridad que terminó en tragedia. Todo lo que viene después tiene que ver con la impunidad que la Policía, todas las policías, han tenido en Euskal Herria durante estas décadas. De hecho, en la parte policial, política y judicial no ha habido tanta diferencia con aquel 1991. El resumen es «perro no come perro». Evidentemente, la gran diferencia con el caso de Iruñea, aparte del contexto, es que Iñigo murió. Aquellos días de 2012 imaginé lo que estaban pasando los padres y amigos de Cabacas. Luego los he conocido y he sufrido con ellos. Ayer, tras esa infame sentencia que les da la razón y les quita la justicia, volví a llorar al pensar en Manu y Fina. Habéis hecho lo que debíais, habéis sido los únicos. Habéis marcado la gran diferencia entre el coraje y la cobardía. En el caso de Mikel Iribarren la justicia tardó 17 años en llegar y una vez más vino de Estrasburgo. Los abogados de Iribarren fueron José Luis y Mari Jose Beaumont, la actual consejera de Presidencia, Función Pública, Interior y Justicia del Gobierno de Nafarroa. Es decir, la responsable de la Policía Foral. Algo así es inimaginable en Lakua hoy en día. Se han rendido ante el lobby policial. El lehendakari Urkullu no ha tenido un gesto humano a la altura. La diferencia que marcan es entre los suyos y los otros.