11 DIC. 2018 DE REOJO Mi huida Raimundo Fitero La forzada realidad política está tan compacta, es tan difícil discernir entre la verdad, la mentira, la amenaza o las propuestas que he decidido huir para intentar respirar fuera de esta cloaca en la que nos están llevando. Por eso voy a referirme a asuntos periféricos de la televisión con el fin de distanciarme de lo que me duele, de lo que me asusta, de lo que se está organizando. Me he instalado en el canal Intermezzo, para escuchar belleza musical y ver danza deslumbrante, montajes de ópera fuera de serie y hacerme un refugio. La Academia de las Artes y las Ciencias de Televisión tiene una mujer como presidenta, María Casado y es la primera que accede a este nivel dentro de la profesión. De otra generación viene a convertirse en una magnífica dupla con Rosa María Mateos en el ente RTVE, al que pertenece María. Esta catalana ha estado siempre en primera línea informativa, y accede a una responsabilidad de una Academia que requiere de mucha energía nueva para aumentar la presencia pública que tenía con su anterior presidente, Manuel Campo Vidal. Una polémica de la que cuesta opinar, aunque suene a rabieta, celos, envidia o una denuncia muy poco sólida. Los historiadores de arte acusan a Christian Gálvez, presentador de “Pasapalabra”, y un estudioso de la vida y la obra Leonardo da Vinci, de intrusismo profesional. El motivo es una exposición en la Biblioteca Nacional de España, en la que se presentan los Códices de Madrid, de Leonardo y hay una acción paralela comisariada por Christian. Le acusan de no estar titulado para ejercer tales honores y denuncian a las instituciones que auspician esta acción cultural de no contar con los profesionales colegiados. Suena feo. ¿Un famoso televisivo debe ser un idiota que presente perfumes o puede ser alguien dedicado al estudio de Leonardo?