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Pelota

La capitulación nunca ha sido una alternativa

Altuna III-Martija se aferran al Parejas tras remontar un 7-13 en el partido más peloteado hasta la fecha.


ALTUNA-MARTIJA 22

IRRIBAR.-ZABALETA 20


«No sé ni cómo hemos podido ganar este partido», reconocía un exhausto Jokin Altuna, aún sin terminar recuperar la respiración, tras obtener ese cuarto punto que los engancha a un campeonato que ha conseguido mantener algo de emoción en un fin de semana crítico. El de ayer en el Beotibar fue un choque con todas las aristas: tensión, fallos, problemas físicos... y polémica, porque más de un pelotazale solicitó el VAR en la jugada que puso el epílogo al partido más peloteado de la presente edición, ya que Martija, exhausto, cayó al suelo tras conectar su 200º pelotazo, el 756 del encuentro, arrollando en su caída a un Irribarria que no pudo devolver la pelota al frontis. Los jueces no concedieron vuelta y el triunfo fue colorado.

Los que sí le dieron la vuelta a una situación muy desfavorable fueron Altuna III-Martija, que llegaron a tener una desventaja de seis tantos nada más pasar el primer descanso largo (7-13). A pesar de que Irribarria se mostró muy valiente e inspirado en el remate en esa primera parte de claro dominio por parte de los pegadores, los rojos ya habían dado muestras de que no estaban por la labor de dejarse llevar, agarrándose a un partido en el que las sensaciones en el peloteo eran mucho más amplias de las que señalaba el marcador.

Altuna no logró su primer tanto en juego hasta el 7-10, abriendo la pelota al ancho a bote, pero la fiabilidad de los pegadores tampoco era apabullante y con un Martija de menos a más, lograron mantenerse lo suficientemente cerca por si el aire cambiaba de dirección.

Y lo hizo, porque ni el Beotibar es el Astelena, ni las pelotas terminaron teniendo el mismo brillo de las de 8 días antes en la Catedral eibartarra. Los azules no fueron capaces de romper el partido en sus momentos más radiantes y se manejaron peor en los instantes calientes, por mucho que fuera Martija el que visibilizara los efectos del tute, con gestos de pinchazos en el gemelo derecho a partir del tanto 17, al que llegaron con el marcador bastante más equilibrado.

Supieron sufrir

Pero esa era su idea de partido, la de sufrir hasta la extenuación, y por eso de estar mucho más acostumbrados a manejarse con el viento en contra en este Parejas, se desenvolvieron mejor a la hora de la verdad.

Con todas las dificultades, Altuna fue haciéndose con la forma de ir entrando más en juego, firmó dos grandes dejadas al ancho, mientras que Irribarria, muy osado y eficaz en la primera mitad del partido, comenzó a mirar en exceso por el retrovisor, lo que hizo que sus errores también aumentaran, lo mismo que le pasó a Zabaleta.

Con las fuerzas más equilibradas, Altuna resultó mucho más resolutivo y la fe y la determinación mostradas obtuvieron el premio de la «no vuelta».