Iñaki Lekuona
Periodista
AZKEN PUNTUA

El candado

A mediados de este mes, y con la mira fija en la cumbre del G7, el Ministerio francés de Interior puso en marcha la operación Candado, un dispositivo de controles policiales a lo largo de los 430 kilómetros de frontera pirenaica, en los que se inspeccionó el tránsito de más de 600 ciudadanos. Es una de las medidas que implantarán para salvaguardar el correcto desarrollo de la cita que el club de los siete países más ricos se ha dado en agosto en Biarritz. Otra decisión es el establecimiento de un perímetro de 100 kilómetros en cuyo interior nadie podrá ejercitar el derecho de manifestación, y por ende de reunión ni de expresión, no vaya a ser que alguno de los más de cuatro mil periodistas que se estima estarán acreditados se le ocurra informar sobre algo que no sea lo que el gabinete de prensa de la cumbre dicte. Un sarao éste en el que los gobernantes de los siete estrujarán sus cerebros en pos de medidas que luchen contra las desigualdades, que refuercen la democracia, que frenen el cambio climático, que coadyuven en la lucha contra el terrorismo y que combatan, tócate los talones, la manipulación informativa. Les faltó algo sobre la paz en el mundo, ese planeta cuyas riquezas permanecen bajo llave para su propio disfrute, perpetuando así los males que cínicamente afirman confrontar. Y se extrañarán de que haya quien quiera reventar su candado.