Raimundo Fitero
DE REOJO

Cinco años

En cinco años, ¿hemos ido a peor o hemos mejorado algo televisivamente? Se celebró en “Sálvame”, los cinco años de emisión de aquel documental falso sobre el 23-F en el que participaron periodistas de solera, un ganador de un Óscar, la imaginación de un buen equipo de guionistas y una producción de premio. Para los despistados y millennials, el 23-F fue un intento de golpe de Estado de verdad, con guardias civiles disparando en el Congreso, una sospechosa tardía aparición del suegro de Urdangarín, generales implicados y un largo etcétera que sucedía en el año 1981, que sirvió para acabar de golpe con la euforia democrática española.

Pues hace cinco años Évole y su gente urdieron un documental falso, presentado con rigor, no mostrando de entrada la farsa, en el que se sostenía la tesis de que todo fue mentira, que no existió el golpe realmente, sino que fue un montaje televisivo para lograr los mismos objetivos: parar el desarrollo de los estatutos de autonomía, recortar libertades y ese largo etcétera que todavía estamos discurriendo. Fue un gran éxito televisivo. Todos quienes lo estábamos viendo nos lo creímos durante un buen rato. Era verosímil. Un experimento periodístico, televisivo y sociológico magnífico.

Pues bien, hoy, cinco años más tarde, la situación política ha empeorado tanto, hay tantas noticias falsas circulando en tertulias, titulares periodísticos, mítines y performances partidistas, que cuesta saber si existe algo verdadero en lo que dicen algunos. De tal manera que todos se tientan las ropas. Lo expresó bien Iñaki Gabilondo, protagonista del documental de hace cinco años, y aseguró que hoy, no se atrevería a participar. Hubo debate hace cinco años sobre el propio género de documental falso. Hoy, cinco años después, el debate es otro. Todo está intoxicado por la mentira instrumental.