Raimundo Fitero
DE REOJO

Una voz

Trapero y su voz. Trapero y yo. Trapero y Vox. Estoy escuchando al ex major de los Mossos, Trapero, declarando en el infame juicio en el Tribunal Supremo con el propagandista de Vox ocupando espacio y televisiones con las acusaciones tendenciosas y partidistas. Trapero está entero, declara sin problemas, su voz retruena, suena a verdad, a serenidad, a preparación. Y es testigo, a la vez que acusado. Todo muy extraño. Todo contribuye a que mis voces interiores me griten para que me aparte de esta mentira, para que corte con los programas de televisión que lo dan en directo, con apostillas de tertulianos, que hablan por no callar.

En otros canales están con sucesos. Temas recurrentes, históricos, junto a los nuevos incidentes vergonzantes. La violencia de género es un terror incesante. Las mañanas televisivas son un compendio de entretenimiento y adoctrinamiento. Por acción u omisión. Tres mujeres en las generalistas de cabecera. Un camuflado en La Sexta. Tertulianas de rango, tertulianos de cuota. Opiniones muy poco contradictorias. Y la campaña sigue.

La propuesta del portador de una sonrisa de caimán de cloaca, Zipi Casado, demuestra que su falta de integridad, ética, moral, política es total. Su equipo de trajes ajustados y corbatas de vendedor de coches usados, obligados a decir una imbecilidad diaria, proponen una de esas salvajadas que no tienen explicación, que invaden cualquier competencia: a las mujeres migrantes, si están embarazadas y deciden dar en adopción su hijo, les van a dejar estar en España hasta el parto. ¿Y después? ¡Qué bestias son! Y va incluido en el programa electoral. Por la maternidad. Secuestro de niños, robo de bebés desde una legalidad impostada desde la mirada totalitaria y racista. ¿No se les puede imputar a esta cuadrilla por odio y machismo?