Mayoría, sí, iguales no

Qué pasaría si un día/ despertamos dándonos/ cuenta de que somos mayoría?» Estos versos los escribió Benedetti y, con ellos, arrojó al viento de la poesía una pregunta que encierra respuestas más valientes y revolucionarias que las que Dylan dejó en su canciones. Desde hace dos años, el 9 de marzo, las mujeres nos despertamos comprobando que, como dice el poema, somos mayoría. Nos fortalece saberlo y constatar que el día siguiente al 8M es, para nosotras, una realidad rotunda y combativa, que inunda las calles y cuestiona todo lo establecido. Nos vemos como la revolución en marcha, de paso seguro y sin vuelta atrás, que tiene que hacer camino para destruir el heteropatriarcado capitalista que sustenta un sistema deshumanizado y opresor. Hasta aquí, el retrato de la lucha feminista del 8M resulta apasionante y rebelde. La contradicción surge cuando la hipocresía neoliberal hace acto de presencia. Me refiero a esas mujeres con altos cargos en el PNV y PSE que sonríen iguales y satisfechas en las movilizaciones del 8M y en los despachos institucionales o empresariales aplican políticas de desigualdad, precariedad y explotación. Las trabajadoras de las residencias de Bizkaia y de Gipuzkoa, las de ayuda a domicilio de Araba, las pensionistas o las muchas migrantes que limpian sus casas, dan testimonio de ello. Tal vez seamos mayoría, sí, pero no iguales. That’s the question.