Belén Martínez
Analista social
AZKEN PUNTUA

Argelia por siempre... todavía

Escribir sobre Argelia es describir la hospitalidad de sus gentes. Evocar nombres y rostros de personas cuyas vidas cuentan, por ser el despertar a otra vida mía: Achour, Tassadit y Omar. Recordar la masacre del 17 de octubre de 1961, como denunciaba el efímero grafiti «Ici on noie les Algériens», y la fotografía emblemática de Jean Texier.

Escribir sobre Argelia es rememorar el compromiso inequívoco de mujerescomo Gisèle Halimi, Simone de Beauvoir y Simone Veil. Descubrir la politización de la tortura sexual infligida a Djamila Boupacha. Declarar que la «question» fue un arma colonial de destrucción masiva.

Argel fue la capital del «tercer mundo», punto de encuentro de activistas y de movimientos de liberación del continente, meca de revolucionarias, la otra patria Palestina. Black Panthers in Kasbah.

Confío en quienes se manifiestan en árabe, tamazight y francés exigiendo la desmilitarización, el fin de la autocracia y la corrupción, y el patriotismo de bazar. Que se vayan todos, no solo Bouteflika.

Reivindican la independencia confiscada, igualdad y libertad. Una república social y democrática.

También marcha Djamila Bouhired, mudjahida que, cuando oyó el veredicto del tribunal que la condenó a muerte, en 1957, rompió a reír. También hoy, con su risa nace la esperanza.