Iñaki Lekuona
Periodista
AZKEN PUNTUA

Goteo

Bernard Arnault, uno de los oligarcas que elevó al Elíseo a Emmanuel Macron, acaba de lograr la tercera plaza en el podio de los más ricos del planeta con una fortuna cercana a los 80 mil millones de euros. Y lo ha hecho en periodo de crisis y gracias a su grupo de productos de lujo que, desde el champán a la moda, no ha dejado de crecer en los últimos años a la misma velocidad que ha descendido el poder adquisitivo del ciudadano medio galo. Algo, lo del ciudadano medio, que no preocupa a Macron porque está convencido, o eso dice, de la teoría del goteo, esa según la cual el enriquecimiento de los más ricos favorece también a los más pobres porque el dinero acaba irrigando los estratos inferiores. Mientras esto suceda, que no sucederá, y ante el diluvio de ira general que se precipita en todos los sondeos, el Presidente ya piensa en anunciar un aluvión de medidas cosméticas para tranquilizar al personal, como una bajada de los impuestos directos que necesariamente tendrá que compensar con un chorreo de recortes que ayuden a reflotar su presupuesto. Y la tijera, claro está, recortará por abajo, donde está más seco. Y volveremos al punto de partida, a la fuente, que no es otra que el club de accionistas mayoritarios al que pertenece Arnault y que, a la vista está, decide quién y cómo se gobierna. El goteo existe pero, como el malayo, no irriga, sino que mata.