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JOPUNTUA

Vale una misa


No me duelen prendas en reconocerlo: la cita con las urnas de este domingo me provoca entre poco y ningún entusiasmo. Por decirlo de una manera suave. Es algo visceral, atávico, que me sale de muy adentro y que, por lo tanto, tiene poco de racional. No soy el único que piensa que el recuento de papeletas en la noche del domingo servirá para conformar instituciones por las que, cuando menos, no me siento concernido. Cuando más...

Pero por si eso fuera poco, la campaña electoral, la que nos ha llegado a través de los medios aunque no la hayamos buscado, ha puesto de manifiesto la negra catadura de los principales partidos políticos, y la ambición cínica y vacía de los líderes que se disputan las mayorías en las poltronas de Madrid. Y aunque haya matices y excepciones, no voy a negarlo, en general la mentira, el insulto y el todo vale han dominado el circo de una campaña vergonzante, que ha puesto muy difícil a los electores españoles decantarse por una opción que supere los mínimos de una criba democrática con garantías.

Dicho todo esto, les anuncio algo: el domingo iré a votar. Superada la náusea inicial, se impone la necesidad urgente e indispensable de defender un futuro en libertad para Euskal Herria allí donde fuera necesario. Somos víctimas en un permanente atraco con rehenes por parte de un grupo armado que, ahora, amenaza sin velos con prescindir incluso de los más elementales escrúpulos para reventar derechos fundamentales que, nadie se llame a engaño, no están a salvo del empuje filofascista que recorre la geografía española.

Todo eso y algo más: en estos momentos de prolongada transición interna en los que las incertidumbres amenazan con sumirnos en la inacción, se impone la confianza en las personas. Y, lo digo de corazón: las que ahora nos invitan a acudir a las urnas gozan de mi más sincero respeto. Sin personalismos superfluos, pero con la convicción de que quienes se han comprometido a defender los intereses de la izquierda independentista en ese Madrid frío e ingrato, cumplirán con el mandato de un pueblo ansioso por reencontrarse con la ilusión de avanzar en una dirección diferente.