Una contra siete (castellanos)

España es un país conquistador, macho y dominante, bien que lo sabemos. Tanto es así que nombramos al mismísimo Cristobal Colón cada vez que hablamos de colonización. Pero se toman muy mal que les invadan a ellos, algo que les ha sucedido solo una vez en la Historia y durante seis años. Hoy, 2 de mayo, volverán a recordar que Francia les asedió en plena expansión napoleónica. ¡Menudo drama! Nosotras sabemos lo que es perder nuestra independencia durante siglos por la ocupación tanto española como francesa. Aunque no la hemos perdido del todo, porque nunca hemos dejado de luchar por ella.

Lo bueno de tener amigas portuguesas, a parte de su irresistible acento, es que te cuentan historias sobre cómo ese país vecino ha podido históricamente dar la espalda a España. Rodrigo Van Zeller me habló de ella, su heroína nacional, Brites de Almeida. Esta aventurera con seis dedos en cada mano, decidió vivir en Aljubarrota, donde se encargó de una panadería. Aquella tarde de agosto de 1385 había sido peleona, Castilla trataba de invadirles y Brites luchó contra el enemigo. Ganaron. Al regresar a casa, se encontró la puerta abierta. Prevenida, descubrió a siete castellanos escondidos en su horno. Y los mató a palazos. Por ello se la venera en Portugal. No solo es una heroína contra el invasor, también enaltece desde la autodefensa feminista. Ya sabemos lo que nos depara a las mujeres cuando nos encontramos solas ante un grupo de machos, en las guerras y en las paces.

«Nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los cobardes lo que significa ser hombre. Y de paso, también a las mujeres. Después de todo esto, estas comunistas y anarquistas se lo merecen, ¿no han estado jugando al amor libre? Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricas. No se van a librar por mucho que forcejeen y pataleen». Me duele reproducir estas palabras del militar franquista Queipo de Llano, pero fueron verdad. Por eso les jode tanto el feminismo irrenunciable y nuestro pueblo alzado. Por eso somos Brites de Almeida.