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Entrevista
CUAHUTEMOC CARDENAS
COPORTAVOZ DE LA DECLARACIÓN DE KANBO, HACE UN AñO

«Queda pendiente la parte global de la solución, como el caso de los presos»

El apoyo internacional es otro plano relevante del proceso de fin de ETA, y Cárdenas, una de las personas que se distingue en él, de la Declaración de Bruselas (2010) al acto de Kanbo. Se declara consciente de que no todo está hecho y dispuesto a aportar.


Cuahutémoc Cárdenas (Ciudad de México, 1934) es hijo de Lázaro Cárdenas, general que presidió México entre 1934 y 1940. También es fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), con el que rompió el hegemónico Partido Revolucionario Institucional (PRI) por la izquierda, tres veces candidato a la presidencia mexicana y antiguo gobernador de la capital. Y además, la persona que leyó en castellano la declaración de Arnaga, enunciada en Kanbo el 3 de mayo de 2018 y con la que se acompañó la decisión de ETA de disolverse. Actualmente preside la Fundación para la Democracia, que recientemente (18 de marzo) cursó una invitación al coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, para que participase en la guardia de honor al presidente Lázaro Cárdenas en el aniversario de la nacionalización del petróleo. México se encuentra en un momento efervescente tras la victoria del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, pero Cárdenas sigue atento también a lo que ocurre en otros lugares del mundo como Euskal Herria.

Ha transcurrido un año desde que se produjo la disolución de ETA. ¿Qué valoración hace desde la distancia?

Me parece que fue muy importante la resolución que tomó ETA de disolverse y que sus integrantes decidieran qué hacer de ahí en adelante. Estar participando activamente en la vida política me parece muy importante. La presencia que el grupo mantiene en el País Vasco, con una participación política que podemos llamar institucional, está resultando importante y lo podemos ver en las respuestas que el partido ha tenido en el propio País Vasco.

En aquella declaración se abogaba por una solución global, justa y duradera. ¿Cree que se han logrado estos puntos?

Lo global todavía está en buena parte pendiente. Hasta donde tengo entendido, está el caso de los presos, tanto en España como en Francia. Es un asunto que tendrá que verse desde el punto de vista político, como fue la decisión de disolver ETA y como fue la aceptación por las otras fuerzas políticas de la entrada de la izquierda independentista dentro del régimen legal del país.

¿Tuvo presiones para no participar en aquel acto?

No, ninguna, absolutamente ninguna.

¿Qué recuerdo tiene, ahora que ha pasado un año desde aquel acto de Kanbo?

Fue un acto muy impresionante, muy impactante para quienes estamos convencidos de la necesidad de que hubiese una paz formal, una resolución publica de hacer vida civil dejando otalmente de lado la vía armada. Y resultó muy importante para crear un clima distinto, en España principalmente, aún todavía hay resquemores que no se olvidan.

¿Qué recomendaciones haría para mitigar esos resquemores de los que habla?

No es fácil. Son decisiones de un carácter político que están adoptadas y encauzándose adecuadamente. Por otro están las cuestiones emocionales, individuales, de ciertos grupos, en fin, en un principio estuvieron opuestos a las actividades de ETA. Creo que esto se irá atenuando con el tiempo.

¿Ha podido hablar con líderes españoles sobre cuál es la situación actual en el País Vasco?

No, no he tenido oportunidad. He estado muy de paso en Madrid y no he tenido la oportunidad de saludar a quienes han visitado en estos últimos meses [el presidente español, Pedro Sánchez, por ejemplo, visitó México a finales de enero].

Con quien sí tuvo contacto es con Arnaldo Otegi, coordinador general de EH Bildu, a quien la Fundación para la Democracia que usted preside invitó a Ciudad de México...

Sin duda, es un dirigente político que, más allá de cualquier otra acción que haya desarrollado, tuvo una posición decisiva para lograr una paz efectiva en el País Vasco y para lograr la decisión de dejar de lado la vía armada. Merece reconocimiento de todos aquellos que pensamos que los métodos violentos hay que dejarlos de lado cuando sea posible y buscar otras vías para para la construcción política y la edificación social.

A pesar de ello, Otegi es demonizado por la clase política española...

Así es. Me parece que ese asunto tendrá que seguirse buscando por las vías legales para que Arnaldo y otros pueda tener los plenos derechos como cualquier ciudadano del país.

En aquel acto tomaron parte personalidades muy relevantes de la comunidad internacional. ¿Cuál cree que puede ser su papel a la hora de garantizar esa paz global y justa?

Quien mejor sabe lo que puede hacerse sin duda es la gente que esta en el propio País Vasco y los propios exmilitantes de ETA que ahora están en partidos políticos o en la vida civil. Si de ellos pudiera surgir alguna iniciativa, en principio discreta, hacia quienes participamos en la reunión de Kanbo, si pudiéramos desarrollar una nueva acción de conjunto, seria en función de planteamientos concretos y ellos saben mejor lo que se puede hacer. Viendo este asunto desde México, desde el punto de vista del derecho internacional, podríamos sugerir este tipo de acciones. Pero son ellos quienes mejor pueden orientarnos para no hacer algo que pudiese ser contraproducente.

Desde que ETA anunció su intención de desarmarse y, posteriormente, de disolverse, se encontró con la falta de colaboración de las autoridades españolas. ¿Ha conocido algún caso en el que una organización clandestina quiera desarmarse y el Estado no lo acepte?

No, realmente, no.

México tiene una larga historia de acogida de exiliados, tanto tras la guerra de 1936 como en la fase armada del conflicto vasco relacionada con ETA. ¿Cuál ha sido el papel del país durante este ciclo? ¿Pudo hacer más por una resolución pacífica?

Hemos tenido un largo periodo en el que México se fue aislando de la actividad internacional desde un sentido democrático y progresista, pero sin duda esperaría que el papel de México pudiera recuperarse, que la política exterior asumiera causas como el asilo en las relaciones bilaterales. ¿Qué pudo hacer? Es bien difícil decirlo cuando anteriores gobiernos estaban en una posición distinta y yo diría que favorable a las fuerzas contrarias a que se lograse una pacificación efectiva.

Uno de los mantras del Estado español era que sin violencia se podían defender todas las posiciones políticas. Sin embargo, en Catalunya tras una votación masiva y reprimida, sus líderes han sido encarcelados o están en el exilio...

Desde ningún punto de vista y en ninguna parte del mundo son aceptables las prisiones políticas. Hay un error del Estado español en haber victimizado a un grupo al que se podía dar soluciones políticas. Pero esto es visto desde afuera y sin querer dar lecciones a nadie.