Cataplexia
Invitado de nuevo en “El Hormiguero”, Jordi Évole hizo dos anuncios relevantes. No sé darle la jerarquía adecuada, pero seguiré el orden por él utilizado: deja de presentar “Salvados” tras once años y padece una enfermedad rara denominada cataplexia o cataplejía. Hoy termina la temporada del programa que ha elevado a Évole a las cuotas máximas de influencia y relevancia periodística. Una significativa evolución durante estos años, porque empezó siendo una suerte de gamberrada muy bien planificada y se ha convertido en una fuente de exclusivas y de situaciones de indudable categoría informativa. Como la entrevista al papa Francisco donde el Pontífice enseñó su patita homófoba recomendando llevar a los jóvenes a un profesional de sicología o siquiatría en cuanto detectaran los tutores «alguna anomalía». O sea, electrolisis. Por cierto, la intervención de Nacho Duato hablando de su pubertad reprimiendo su homosexualidad con mucho dolor es un momento de oro televisivo y sucedió en “Prodigios”, un buen programa.
Pero su salida de la conducción del programa ha sido solucionada de manera espléndida: le sustituirá en esas labores Fernando González González, «Gonzo», ahora en “El Intermedio” haciendo magníficas entrevistas y que puede amoldarse a ese equipo de manera rápida y se intuye que excelente, porque pueden sumar entidades positivas comunicativas y de compromiso ya verificadas.
La cataplexia tiene síntomas que se puede con fundir con la narcolepsia, pero que debe tener consecuencias más inmediatas, porque es una suerte de fundido de plomos general, perdiendo la musculación de parte del cuerpo o de todo. Necesita medicación fuerte constante y control. Aseguró no estar vinculada su despedida con la enfermedad y anunció nuevas aventuras televisivas propias. Seguiremos atentos a la pantalla.