Dabid LAZKANOITURBURU

La crisis Trump-Irán pone a la UE ante su propio espejo en el mundo

La crisis en torno al acuerdo nuclear iraní ha puesto a Europa ante su propio espejo en la cumbre informal de Sibiu (Rumanía), convocada para debatir sobre el papel de la UE en el mundo tras la inconclusa retirada británica. Un espejo que muestra su impotencia ante los planes o las locuras de los EEUU de Trump.

Las potencias europeas del Grupo 5+1 (EEUU, Rusia, China, Reino Unido, Estado francés, Gran Bretaña y Alemania) y la UE, por boca de su jefa de la diplomacia, Federica Mogherini, rechazaron «cualquier tipo de ultimátum» y advirtieron de que evaluarán «el respeto por parte de Irán de sus compromisos en materia nuclear» –para ello remiten al informe que a finales de mayo emitirá la Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA)–.

Sin embargo, reiteran su «compromiso» y su «esperanza para salvar» el acuerdo y a la vez su «gran preocupación» y temor de que EEUU provoque «una escalada sin retorno».

Es lo que quiere Trump

El problema es que, a la vista del ultimátum lanzado la víspera por Teherán para que Europa haga honor a sus compromisos, todo apunta a que precisamente la intención, oculta o no, de Trump es precisamente forzar a Irán a que salte, para luego obligar a sus aliados europeos a sumarse a la coalición anti-Irán que Washington insiste en poner en pie a duras penas. &hTab;

«Si el objetivo de la Administración Trump es forzar el hundimiento total del acuerdo nuclear, su política va en la buena dirección», explica Dalia Dassa Kaye, del centro de reflexión Rand Corporation.

EEUU asegura que ese no es su objetivo, pero sus diarias provocaciones dicen lo contrario.

Y, frente a ello, los compromisos suspendidos por parte de Irán el pasado miércoles son «medidas relativamente modestas y reversibles», reconoce Suzzane Maloney, directora adjunta del programa de política internacional de Brookings Institution de Washington.

Por contra, Quentin Lopinot, del estadounidense Center for Strategic and International Studies, muestra su preocupación porque «hasta ahora, parecía que los iraníes querían ganar tiempo, pero el ultimátum podría precipitar una escalada».

Impotencia europea

Diplomáticos europeos reconocen la impotencia y la incapacidad de Europa para salvar un acuerdo «moribundo».

«No tenemos ninguna posibilidad de debatir con Washington sobre Irán, sobre el clima, el gasoducto Nord Stream 2...».

Su única esperanza es que Irán mantenga sus compromisos nucleares. Un país que tras las sanciones ha visto caer sus exportaciones de crudo de 1,5 millones diarios a 700.000, «insuficiente para mantener una economía viable«, reconocen estas mismas fuentes.

La UE compra poco petróleo y gas a Irán, 10.000 millones de dólares en 2017. Lo mismo que Irán importa de la UE, por lo que Teherán negocia con China e India, sus grandes compradores.

Frente a la debilidad de la UE, tampoco está claro el objetivo de EEUU más allá de realinear a sus aliados europeos. «Si busca sentar a Irán a negociar o forzarle a renunciar a su papel regional no está teniendo éxito», asegura Dalia Dassa Kaye.

¿Forzar un cambio de régimen? Las sanciones y el envío estos días de un portaaviones al Golfo –que atravesó ayer el Canal de Suez– podrían tener un efecto boomerang.

Suzzane Maloney duda de que Trump, «quien clama por terminar con los costosos conflictos en el extranjero, conciba como inexorable un desenlace militar». Lopinot coincide en que esto «forma parte de la estrategia de presión máxima», pero advierte de que «el riesgo de un incidente es posible».

Las empresas europeas, paralizadas ante EEUU

A pesar de las exigencias de Irán, las empresas europeas siguen cautelosas por temor a sufrir las sanciones estadounidenses.

Anahita Thoms, abogada de Baker McKenzie's, con base en Düsseldorf (Alemania), asegura que muchas compañías europeas quieren implantarse en Irán, pero se topan con obstáculos «muy prácticos, como encontrar un banco, una compañía de transporte o una aseguradora».

La cuestión bancaria es una de las más sensibles, ya que los grandes bancos europeos ya saben lo que es sufrir graves sanciones. Es el caso del italiano UniCredit y del británico Standard Chartered, multados con más de 1.000 millones de dólares cada uno.

La situación se ha agravado tras la entrada en vigor el año pasado de medidas contra la importación de materias primas, las compras en los sectores automovilístico y de aviación comercial, así como el bloqueo de las transacciones financieras.

Este último se aplica también a transacciones en euros y otras monedas y hace imposible los intercambios por parte de bancos europeos, aunque no tengan lazo alguno con EEUU.

El sistema de trueque, bautizado con el acrónimo Instex y puesto en marcha en enero por París, Berlín y Londres, que permitiría a Teherán vender petróleo a cambio de productos y servicios básicos para su economía, no funciona. Y no solo por no tener licencia bancaria y tener que operar en bancos para hacer transitar los fondos.

Michael Lyons, abogado de Clifford Chance de Londres, cree «poco probable que la UE sea capaz de tomar medidas concretas que permitan a las empresas europeas invertir en Irán», y menos «ante la perspectiva de que el acuerdo de Viena termine por desfondarse y provoque sanciones agravadas».GARA