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DE REOJO

Las masas


La confusión absoluta. Las masas, ya no son masas, sino números virtuales que se incrementan de manera robótica. Los mítines no se dirigen a las masas, sino a los retuits que son los que conforman las mayorías silenciosas o silenciadas. Pero en todas las expendedurías de pan juran por su madre, que sus panes están hechos de masa madre. ¿Hay masa padre o masa cuñado? Hay masas sintéticas. O sea, hay mierda en forma de hogaza que comemos con mantequilla derivado de un mineral. Si la comida, la alimentación es parte fundamental en términos antropológicos de la cultura, debemos admitir que vivimos en tiempos de cultura biótica, a base de ingerir productos químicos con denominación de origen, plásticos triturados y algunos, con suerte, espárragos del primo del pueblo. Lo demás son masas contra masas.

Vivir exclusivamente de las memeces  de candidatos y candidatas en campaña es una especie de dieta intelectual severa. Las masas votan por impulsos o por creencias. Por simpatías y por consignas. Por lo tanto, la obligación de tener una chorrada dispuesta cada día para los titulares menores y los cómicos de tertulia es una necesidad de los medios de comunicación de masas. Si no se ha diluido también en las redes, los cortes fragmentarios y los envases de plástico.

Se hace evidente la coexistencia de varios mundos en este mundo. El señor Vicente Fernández, famoso cantante de rancheras ha rechazado el trasplante de su hígado con cáncer por tener resquemores a que le influya en su vida por si acaso el donante es gay. ¿En qué mundo vive este varón con bigote e intestinos forjados en el tequila y el mezcal? La homofobia elevada a categoría de religión fundamentalista. La ignorancia alimentada con la fe. Las masas escuchan sus rancheras y otros cantos populares como himnos o salmos. ¡Voto a bríos!