ISIDORO GALAN CARRETERO
GUTUNAK

17 de mayo, en el XXIII aniversario de «Cuervo ingenuo»

Ese fue el pseudónimo utilizado por Mariano González Mangada para firmar sus fábulas, que sacó de la provocadora canción de Javier Krahe.

Mariano se irritaba con los dogmas capitalistas: propiedad privada, competitividad, jerarquía, sumisión alienante, etc.

En un poema “Retrato” (1984) decía:

«Vive lejos, muy lejos del dios-incienso-perro, y del hombre sentado sobre otros satisfecho. Buscarlo calle abajo preguntando –por el hombre común corriente que siempre quiso ser– (y ojalá lo consiga)».

En la contraportada de una felicitación navideña enviada a todas las cárceles a los presos y presas vascas:

«Una mano abierta –para los muchos oprimidos de la tierra– que no tienen casi nada–».

«Y un puño cerrado –para los pocos opresores del mundo– que tienen tanto dinero –tantas leyes y armas– tantas radios, periódicos y teles, o sea –tanto poder– todavía».

Optó a sus 30 años, ya profesor de ingenieros ICAI en los jesuitas, por ser obrero y pobre. Solía decir que él era la mitad trabajador, mitad ermitaño.

Fue sencillo, dulce y silencioso compañero y amó mucho a Euskal Herria y a sus gudaris. Un sencillo monolito de piedra le recuerda en Urbina, donde arrojamos parte de sus cenizas. Los familiares de los presos vascos gozaron de su amistad, de su sonrisa y de su austeridad contagiosas.

Fruto de su insumisión y de su lucidez revolucionarias es esta caracterización de la violencia (Fábula 345): «la dulce violencia de los oprimidos» y «la desalmada violencia de los opresores y sus Estados».

Es este aspecto suyo, poco conocido y provocador, que he querido sacar a la luz en estos tiempos de conformismo y de sálvese el que pueda.

Gora Euskal Herria sozialista! Gora gu ta gutarrak!