En 2017, el argentino Juan Ignacio Londero se había cansado del tenis. Los resultados no llegaban, la progresión se había estancado y este oriundo de Jesús María, una localidad de poco más de 30.000 habitantes en el estado de Córdoba, no se veía dentro de las pistas.

Dos años más tarde, a los 25, acaba de asombrar a todo Roland Garros, donde ayer cerró su primer partido en un Grand Slam con una brillante victoria sobre el georgiano Nikoloz Basilashvili, decimoquinto favorito, por 6-4, 6-1 y 6-3 en menos de hora y media de juego.

En el momento más bajo, Londero –que pide que se pronuncie Lóndero, aunque no escribe su apellido con tilde– quiso darse una última oportunidad. Un cara o cruz, un todo o nada.

Acabó bien aquella temporada, encadenó algunas victorias y en 2018 salió a tope. Ganó los torneos challenger de México y Marburg, y pasó de transitar por el puesto 300 del mundo a estar a las puertas del top 100.

En febrero, de forma inesperada, recibió una invitación del torneo de Córdoba. Los puntos que logró al alzar esa copa, la más importante de su carrera, le valieron para entrar en el cuadro final de Roland Garros y de la hierba de Wimbledon.

Plácido estreno de Nadal

En el horizonte se perfila un posible duelo contra Rafa Nadal, si prosigue el sueño comenzado ayer. Pero a él lo que le gustaría es medirse a Roger Federer, su ídolo, el tenista al que más admira. El suizo ganó el domingo, mientras Nadal, que busca en París su 12º Roland Garros, lo hizo ayer. Se estrenó con una plácida victoria ante el alemán Yannick Hanfmann, procedente de la fase previa, por 6-2, 6-1 y 6-3.