Ramón SOLA
DONOSTIA

25 años sin justicia pero con cariño para Morroni y Facal

Entrada la noche en Euskal Herria partía del Obelisco de Montevideo la marcha anual en recuerdo de «los hechos del Filtro». No es una edición más, como quedó claro anteayer en Hendaia, porque se cumplen 25 años desde que Fernando Morroni y Roberto Facal perdieron la vida por oponerse en la calle a la extradición de los refugiados vascos en huelga de hambre en el Hospital Filtro. No se ha hecho justicia, pero no les falta recuerdo ni cariño.

A las 22.00 de la pasada noche (15.00 en Uruguay) arrancaba en Montevideo la manifestación que año tras año desde 1994 reclama justicia por aquella actuación policial y parapolicial. Allí está una delegación de Askapena, organización que ya el viernes recordó a los dos fallecidos (Fernando Morroni y Roberto Facal) con un sencillo acto en el puerto de Hendaia, en el marco de la contracumbre del G7.

En un mensaje enviado para la ocasión, Norma Morroni –madre de Fernando y luchadora infatigable contra la impunidad en este caso– recordó que sigue sin hacerse justicia pese a que las últimas investigaciones extraoficiales han aportado el nombre del posible autor del disparo. En una entrevista a Radio Centenario de Uruguay esta misma semana, Morroni explicaba «es un policía de radiopatrulla que en ese momento era chófer de un comisario». En los carteles de denuncia de la época, este agente aparecía con un revólver y ahora ha trascendido que luego contó a «su gente» que «le vacié la pajera [arma] a ese gil [por Morroni]».

La identificación no supone que se haya actuado judicialmente contra él. Norma Morroni añade que se ha logrado reconstruir su recorrido estos años y el policía fue alejado a Argentina o el Estado español. Anuncia, no obstante, que perseverará: «Vamos paso a paso. Terminamos con la marcha, terminamos con los 25 años, con los compañeros y compañeras que nos acompañan, y después veremos qué se va a hacer, porque seguro que él se va a mantener escondido, le van a decir que no conteste y ya está, pero yo quiero que salte la tapita».

Fernando Morroni fue abatido por aquel disparo a la edad de 24 años; hoy tendría 49.

En el caso de Roberto Facal, aclarar el crimen es todavía más complejo. Siempre lo ha sido, porque en el primer momento se atribuyó el fallecimiento en las cercanías del Hospital Filtro a un incidente ajeno. Una vez aclarado que Facal también fue víctima de aquella acometida policial y parapolicial, la acción judicial está bloqueada por la inexistencia de familiares directos. «A nosotros no se nos permite acusar al no ser familiares, pero no nos olvidamos de Roberto y vamos a seguir por él», promete Norma Morroni.

En la entrevista, con su énfasis habitual Morroni evoca además todos aquellos años iniciales en que solo encontró puertas cerradas: «Fui al Ministerio un par de veces, primero a pedir los archivos de ese momento, que vienen a ser de la familia y no de ellos, y me dijeron que se habían extraviado, perdido. Yo les dije ‘escúchenme, en mi casa se pueden perder, se pueden romper, porque yo vivo en un rancho, la humedad, el frío, todo eso. Pero en un edificio como el Ministerio, esto es una burla’».

Los hechos de 1994

Mientras sigue el combate contra la impunidad, los actos de Hendaia y Montevideo dan fe de que Morroni y Facal siguen muy vivos en la memoria de ambos pueblos; el vasco y el uruguayo. En Euskal Herria dejó huella profunda aquella movilización masiva en defensa del derecho de asilo de unos militantes del otro lado del Atlántico.

La protesta fue in crescendo en aquel agosto y estalló cuando trascendió que los tres vascos que estaban hospitalizados en huelga de hambre en el Hospital Filtro de Montevideo iban a ser extraditados al Estado español. Una multitud se congregó para defender con sus propios cuerpos a Josu Goitia, Luis Mari Lizarralde y Mikel Ibañez, con consecuencias trágicas.

Norma Morroni ha mantenido la relación con aquellos vascos, algunos retornados a Euskal Herria y otros residentes en Uruguay. «Tenerlos cerca todavía nos da una fuerza bárbara», asegura en este 25 aniversario la madre de Fernando, que en sus visitas a Euskal Herria ha reivindicado la causa de los represaliados vascos, como hizo su hijo.