05 SET. 2019 EDITORIALA Una insana persecución a un preso enfermo EDITORIALA Ayer se conocía que el preso vasco Josu Urrutikoetxea fue finalmente operado el pasado lunes de la grave dolencia que padece y ya ha sido trasladado de nuevo a la prisión de La Santé. Han sido necesarios más de tres meses y medio desde que fuera detenido, precisamente cuando iba a operarse de urgencia, para que aquella intervención médica pospuesta por el arresto se haya llevado a cabo. Un intervalo de tiempo a todas luces excesivo para una operación que los médicos que le trataron consideraban urgente. La injustificada dilación no deja en buen lugar a la maquinaría judicial francesa, al menos en lo relativo a velar por el derecho a la salud de los presos. En cualquier caso, no es únicamente un problema de la burocracia judicial gala. Conviene recordar que el Tribunal de Apelación decidió dejar en libertad a Josu Urrutikoetxea para que pudiera ser tratado convenientemente de su enfermedad. Sin embargo, las maniobras del Estado español consiguieron que le mantuvieran en prisión, a pesar de su delicado estado de salud, hasta que los tribunales decidieran sobre la eurorden española. La maniobra no es más que la confirmación de la obstinación de la política española que sigue obviando los cambios ocurridos en Euskal Herria estos últimos años. Josu Urrutikoetxea ha sido uno de los impulsores y protagonista de esa transformación, no en vano fue una de las personas que leyó la declaración final de ETA. Una labor que además ha sido reconocida por destacadas personalidades internacionales, que también han pedido públicamente su liberación. Sin embargo, nada de esto parece modificar la actitud que mantiene el Gobierno de Madrid hacia los presos. El nuevo tiempo abierto en Euskal Herria debería servir para abrir vías a la convivencia y para desactivar mecanismos que solamente provocan sufrimiento. La crueldad y la humillación no conducen a nada bueno, pero el ensañamiento con una persona gravemente enferma solo retrata la obsesión enfermiza de aquellos que lo ejercen.