Beti arte, Gerardo Bujanda
Con gran sentimiento recibí la noticia de la muerte de Gerardo Bujanda, persona «txit» que conocí en 1966, cuando salí de la cárcel de Martutene con varios compañeros de militancia en aquella juventud ilusionante y comprometida. Sólo quiero expresar toda mi solidaridad con su familia (Mikel...) y celebrar esos cien años cumplidos con honradez y sensibilidad extremas. Aún habiendo roto desde casi el principio con lo que su partido político representa, la amistad y la connivencia abertzale nos mantenía amigablemente unidos, porque Gerardo era abertzale y respetaba a quienes se sentían abertzales en esta maravillosa tierra de alegrías y sufrimiento. Son muchos años para el recuerdo y el agradecimiento y grande el motivo para que las lágrimas afloren, pero el recuerdo del hombre de Saseta y de la lucha antifranquista deja un vacio sensible que se queda en esa memoria histórica que nos queda para la resistencia y la libertad. No todas las personas que cohabitan en la marabunta política vasca merecen mi respeto, pero Gerardo siempre estuvo a la altura de las circunstancias, supo distinguir entre el amigo y el adversario, entre el disidente y el enemigo, era de los que sabían sumar a partir de reconocer las diferencias.
Agur eta ohore, Gerardo!