Intereses

El equipamiento de tramos difíciles de montaña en nuestras latitudes para facilitar el acceso a personas con menor capacidad técnica o física ha sido un tema discutido desde siempre. Los medios económicos, de transporte, accesos, etc. se han incrementado sensiblemente y con ello la práctica de un montañismo de masas cuyos practicantes no siempre están preparados para los objetivos que pretenden. El posicionarse en contra de nuevos equipamientos, cables, cadenas, escalas, etc. puede suponer el ser tachado de poseer una mentalidad elitista que pretende negar accesos y disfrutes a aquellos menos capacitados. Es difícil discernir dónde poner el límite, pues al fin y al cabo todos nos hemos beneficiado de estas ayudas, pero lógicamente esta linea de razonamiento “democratizador” constituye una cadena sin fin con consecuencias claramente destructivas. En el bello y conocido Val di Mello de los Alpes italianos hay un contencioso que dura varios meses ante el proyecto de construcción de un nuevo y ancho camino que duplica al existente por el otro margen del río. La fuerte oposición a este proyecto, considerado muy destructivo, se encuentra estigmatizada por el hecho de que este nuevo acceso está previsto para personas con discapacidad cuya movilidad tendría que ser en silla de ruedas; de ahí las características especiales del camino. Dos colectivos que airean sus derechos, dos intereses contrapuestos (vamos a suponer que no es el de los promotores).