¿Cuál es el plan?
Cuando el mismo que retuerce la ley para detenerte te dice que tu causa no es legal y el mismo que emplea la violencia para frenarte te dice que con tu violencia no se puede hablar, solo cabe concluir que estás hablando con un cínico. Alguien que ha divorciado las palabras de su significado y que las usa, en cada momento, de la manera que más le convenga, haciendo todas las trampas que necesite hacer para salirse con la suya.
Esta es la conversación que han mantenido con el Estado español todos los pueblos a los que ha subyugado desde el inicio de los tiempos. Nada nuevo bajo el sol: los dominadores de este mundo siempre han necesitado hacer trampas para mantener sus condiciones de opresión. Por algún motivo las personas no solemos aceptar de buen grado que se responda a nuestro deseo de libertad o a nuestra aspiración de vivir en un mundo justo con una negativa basada en la evidencia de que a la otra parte no le interesa y tiene la fuerza bruta de su parte. Vamos, que en la historia de la Humanidad no se suele responder a un «estoy mal» con un «que te jodan».
Y sin embargo, esa es la receta España. Los catalanes quieren otra cosa. Que les jodan. Los vascos queremos otra cosa. Que nos jodan. Si para evitar lo que queremos –la libertad– hay que pegar, se pega. Si hay que inventar delitos, se inventan. Si hay que retorcer el derecho, se retuerce. Si hay que engañar, se engaña. Si hay que torturar, se tortura.
La vía catalana ha dinamitado la verosimilitud que pudiera tener la idea de que «sin violencia todo se puede» y ha desnudado la verdad: no vivimos en nada parecido a una democracia. Los independentistas lo sabíamos y seguimos pensando que la solución pasa por una república libre. Pero en medio de este basural, no dejo de preguntarme qué les parece todo esto a los demócratas. A los de verdad, quiero decir. Porque solo hay dos opciones: o aquí, en Euskal Herria, nos gobiernan demócratas preocupados por el hecho de que no viven en una democracia o cínicos que utilizan la palabra democracia aunque no les importe nada.