Itziar Ziga
Escritora y feminista
JOPUNTUA

Vergüenza o muerte

Que Natascha Kampush, la valiente austriaca que fue secuestrada con diez años cuando iba a la escuela por un hombre que la retuvo en el sótano de su casa, y que pudo escapar a los dieciocho, esté pasando por una depresión a causa del terrible acoso online que sufre, nos dice la mierda de mundo misógino en que vivimos. «Deberías haberte quedado en el sótano, ¡muérete!» es uno de los continuos mensajes que recibe diariamente desde que logró su liberación, hace trece años. Natascha ha cometido muchos pecados patriarcales: sobrevivir, contarlo, dar la cara, no mostrar vergüenza, pretender una vida propia y libre para ella después del horror. Solo en los crímenes contra las mujeres se cuestiona y se culpabiliza a la víctima. Haber roto casi desde niña el pacto de silencio de la violencia machista es quizás el motor de mi vida: lo hago por mis hermanas. Pero aguantar que me invaliden continuamente, a conveniencia y a menudo desde cerca, como a un juguete roto duele, duele.

Los titulares salivan con el nombre y el historial del mayor asesino en serie de los USA. Asesino en serie no, ¡feminicida! Mató a 93 mujeres y se desahoga ahora, encarcelado y a las puertas de la muerte. ¿Podría él, o cualquiera, haber matado a 93 hombres, uno a uno, sin que se le detuviera antes? No hace falta ni responder. A Aileen Wuornos la pararon al séptimo. Antes de la inyección letal, aseguró: volveré. Había sido abusada por hombres desde que nació, vivía en la calle, era lesbiana y se prostituía. Fue violada por varios clientes, hasta que un día empezó a matarlos. Aileen era tan lumpen como las 93 asesinadas por el mismo hombre e insignificantes para el sistema. Fugadas, yonkis, white trash, negras, prostitutas...

En esta noche de las muertas, de las brujas, que regrese Aileen con las 93. Con nuestra marabunta de hermanas malogradas, con mi amatxo, con Graxiana de Barrenetxea, con Harriet Tubman, con Meena Keshwar Kamal, con Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera, para unirse a Natascha y a todas nosotras. Derrocando sin tregua al patriarcado.