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BILBO
el drama de migrantes y refugiados

Las 78 personas rescatadas por el Aita Mari ya están en puerto seguro

Los 78 migrantes que rescató hace casi una semana el Aita Mari en el Mediterráneo desembarcaron ayer en el puerto de Pozzallo, recuperando así la sonrisa y la esperanza. Izaskun Arriaran, integrante de la tripulación, relató a NAIZ Irratia cómo han vivido estos últimos días, marcados por la mala mar y el miedo pero, esta vez, con desenlace feliz.

«Ha sido muy emocionante. En ese momento nos hemos dado cuenta de que llevábamos juntos cinco días, las 24 horas del día, y la gente estaba muy agradecida. Sin palabras». Con estas declaraciones, emocionadas, describía a NAIZ Irratia Izaskun Arriaran, integrante de la tripulación del Aita Mari, el momento en que el barco ha llegado al puerto seguro de Pozzallo. De esta forma, las 78 personas que había rescatado la semana pasada, entre ellas trece menores y una mujer embarazada, pudieron desembarcar dejando atrás una dura experiencia con tantos riesgos como incertidumbre.

No ha sido una singladura fácil la del buque de la ONG Salvamento Marítimo Humanitario (SMH) desde que el día 21, localizó una embarcación en peligro en alta mar. En este tiempo tanto la tripulación como las personas acogidas han tenido que hacer frente al mal estado de la mar, que ha obstaculizado su llegada al puerto siciliano, donde se les permitió arribar el pasado fin de semana, después de la petición urgente que se hizo el viernes ante las desfavorables previsiones meteorológicas.

Tras el abatimiento, sonrisas

«El fin de semana ha sido muy malo, la noche del viernes al sábado, malísima, con olas tremendas, agua por todos los lados, frío, viento, todo mojado y sin poder dormir», resumía Arriaran en la entrevista, apuntando que «la gente había pasado miedo». Al final, el desenlace ha sido feliz y la enfermera enrolada en esta misión humanitaria señalaba que «hemos visto sonreír a personas que estos días estaban abatidas, y nosotros y nosotras también estamos muy contentas». Añadía asimismo que más allá de las condiciones marítimas todo ha transcurrido «de forma tranquila».

«Por nuestra parte no podemos decir más que misión cumplida», indicaba por su parte a la agencia Efe, Iñigo Gutiérrez, miembro de SMH, que fletó el Aita Mari y que ha estado a bordo del barco durante estos días. Explicaba también que las personas que desembarcaron estaban en buen estado de salud.

Ahora les espera un proceso que podría durar días, en el que permanecerán en un espacio acondicionado para ellas en Pozzallo, hasta que se decida su destino. Lejos, en cualquier caso, del temor que les infundía la posibilidad de regresar a Libia.

«Su único objetivo, el único, y eso lo han dejado claro, era no volver a Libia», explicaba Arriaran a NAIZ Irratia, quien señalaba que había visto miedo en los ojos de las personas rescatadas, muchas de ellas jóvenes, que «nos han detallado sus ilusiones». «No saben muy bien qué es lo que va a ocurrir, pero sí saben qué es lo que no quieren. Hay gente que lo ha intentado tres y hasta cuatro veces», añadía, destacando lo que supone para ellas llegar a puerto seguro.

Arriaran indicaba que «es muy duro» comprobar cómo el Mediterráneo se ha convertido en un cementerio. «Por eso voy a insistir en que estamos contentos y contentas porque hemos rescatado a estas 78 personas, pero lo vivido es terrible, no encuentro palabras para describirlo», apostillaba, para destacar que «en solo dos días han muerto cientos de personas y otras cincuenta han sido devueltas a Libia. Eso no es admisible».

Tras una experiencia tan dura, el Aita Mari va a poner rumbo a Grecia, para hacer algunos arreglos, y de paso su tripulación descansara en diciembre para regresar a las labores de rescate en el mes de enero.

Una fuerza europea de rescate

Lo cierto es que los últimos días han sido muy intensos para los y las tripulantes del Aita Mari, especialmente el jueves de la semana pasada, ya que la nave fue movilizada para participar en la búsqueda de tres pateras, además de la que ya había rescatado. Una de ellas no fue localizada, mientras otra fue capturada por guardacostas libios y la otra, auxiliada por la marina maltesa.

En esos mismos días otros dos barcos de rescate humanitario, el Ocean Viking y el Open Arms, también realizaron rescates, que han acabado del mismo modo, con desembarco en Italia. En total, hasta 364 migrantes aguardaban a bordo de las tres embarcaciones a ser trasladados a puerto seguro. Además, tal como señalaban ayer desde SMH, Alarm Phone (un grupo de activistas en torno al Mediterráneo) informó de un naufragio en las costas de Libia. Y, muy cerca de Lampedusa, se produjo otro siniestro donde murieron más de 20 personas ahogadas mientras los guardacostas italianos participaban en una operación de rescate. A juicio de la ONG, «esta secuencia de hechos ha puesto en evidencia la necesidad de una fuerza europea de rescate que garantice la vida en el mar».

Por su parte, el Gobierno de Lakua ha expresado su disposición a «servir como país de acogida» para los migrantes rescatados por el Aita Mari. El portavoz, Josu Erkoreka indicó ayer que «estamos esperando respuesta por parte de las autoridades españolas y comunitarias que son las que tienen la ultima palabra en esta cuestión».

 

La ciudadanía no cree que la inmigración sea un problema, pero quiere poner restricciones

El Barómetro de 2019 del Observatorio de la Inmigración-Ikuspegi sobre la percepción de la población de la CAV ante la inmigración ofrece datos contradictorios, ya que si bien indica que la mayoría no ve la inmigración como un problema, y solo un 9% opina que sí lo es, también señala que el 52% aboga por limitar la entrada de personas migrantes en función de si tienen un contrato de trabajo o no.

Es un dato preocupante –aunque la cifra es menor que en otras ocasiones– y llamativo, pues el 66,2% considera que la inmigración no quita trabajo, porque, opinan, ocupan puestos que no quieren las personas autóctonas.

Del mismo modo, el informe, realizado a partir de 600 encuestas, señala que un 49,7% cree que se debe regularizar administrativamente únicamente a los migrantes que dispongan de contrato laboral.

Para el 73,9%, la inmigración es un fenómeno estructural que crecerá en los próximos 5 años, aunque como en años anteriores se sigue detectando que la sociedad tiene una percepción sobredimensionada acerca del volumen de población extranjera que reside en la CAV, pues lo sitúa en un 17%, casi el doble del 10% real.

Un 53,3% cree que los migrantes se benefician excesivamente del sistema de protección social y, siguiendo con los estereotipos, un 40,4% piensa que contribuyen a aumentar el machismo y un 37,4% que generan inseguridad y delincuencia. Asimismo, más del 70% ve bien que abran restaurantes o comercios propios, pero el porcentaje cae a cerca del 35% si se trata de que construyan templos religiosos, vistan de acuerdo a su cultura o dispongan de centros de enseñanza propios.GARA

 

Irungo Harrera Sarea busca hogares para la acogida de urgencia de personas migrantes

Irungo Harrera Sarea (IHS), que en lo que va de año ha atendido a más de 2.100 migrantes, busca hogares para la acogida de urgencia ante el aumento de las expulsiones ilegales y la imposibilidad de acceso al dispositivo público.

En una nota remitida ayer a los medios, IHS indica que la primera consecuencia de las expulsiones ilegales de migrantes que ya habían pasado por Irun es que ya no pueden acceder al dispositivo de estancia, aun habiendo plazas libres, al haber hecho uso del mismo en un primer momento. En este sentido, no hay prevista ninguna ampliación de los plazos de estancia en el albergue de Irun, independientemente de la estación, condiciones meteorológicas u otros factores que empeoren aún más la migración de estas personas, de modo que Irungo Harrera Sarea explica que se ha visto obligada a poner en marcha una campaña para poder asegurar una estancia de urgencia para migrantes en hogares de la comarca. «Hacemos un llamamiento a quienes dispongan de sitio en sus viviendas a ponerlas a disposición de las personas migrantes a las que no se les permita el acceso al dispositivo institucional», indicaron desde este colectivo solidario.

IHS explica que la acogida en hogares particulares sería siempre de estancias cortas. «No se trata de buscar un recurso habitacional de larga estancia –indica–, simplemente se busca articular una red solidaria de viviendas disponibles por unos días para una situación de urgencia».

La red ciudadana irunesa denuncia asimismo un incremento de las expulsiones ilegales por parte del Estado francés en las últimas semanas. El hecho coincide con la presentación de una serie de medidas restrictivas en materia de inmigración y asilo por parte del Gobierno galo el pasado 6 de noviembre.GARA