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«ESTAMOS FUERA DE LA LEY», MOVIMIENTO POR OTRO CÓDIGO PENAL

LA SOCIEDAD MARROQUÍ ALZA LA VOZ CONTRA EL CÓDIGO PENAL

En los últimos meses se ha abierto una ventana al cambio en Marruecos. Cada vez más voces de una parte de la sociedad reclaman derogar los artículos del Código Penal que castigan con cárcel las relaciones sexuales sin estar casados, el adulterio o el aborto. Unas reivindicaciones que, sobre todo, se han hecho oír en las redes sociales y que poco a poco han entrado en el Parlamento marroquí.


No es un debate nuevo. Desde hace años, movimientos sociales y activistas reclaman reformar estos polémicos artículos, pero tras el verano se han reactivado con fuerza las peticiones de reforma, motivadas por la condena a un año de prisión a la periodista Hajar Raissouni. El juez la acusó de abortar y de mantener relaciones sexuales con su pareja fuera del matrimonio.

Finalmente y después de pasar un mes y medio en la cárcel, sumando el tiempo de prisión provisional, la periodista fue indultada por el rey Mohamed VI. Un indulto que «logró corregir una injusticia», según manifestó tras salir en libertad, pero que no ha marcado el final de las reivindicaciones a favor de las libertades individuales. 

En la condena de Raissouni no solo entraron en juego los delitos que pudo cometer según marca el Código Penal marroquí. Organizaciones como Amnistía Internacional, Reporteros Sin Fronteras o la Asociación marroquí de Derechos Humanos denunciaron que su juicio tenía una motivación política. Estas entidades remarcaron que la verdadera intención de la Justicia era castigar a la periodista por su labor profesional, crítica con el poder en muchas ocasiones.

Más allá del trasfondo de su condena, el caso de la periodista consiguió sacar a las calles de Rabat a un centenar de persones delante del Parlamento a principios de octubre, pero sobre todo logró sumar millares de muestras de solidaridad en las redes sociales. La solidaridad también fue para los cuatro condenados junto a Raissouni; su pareja, el ginecólogo, el anestesista y la secretaria del centro médico donde, según sentenció la Justicia, se practicó el aborto. Todos ellos fueron también indultados por el monarca. 

La maniobra del rey no ha logrado acallar la polémica y las críticas que levantó este veredicto. «Me alegra que mi caso haya lanzado un debate sobre las libertades individuales, es un debate saludable. En cuanto a mí, sigo convencida de que mi arresto y mi condena tuvieron una motivación política», afirmó Raissouni en una entrevista en el rotativo francés “Liberation” pocos días después de su puesta en libertad.

Una de las voces que ha sonado con mayor fuerza es la del Manifiesto 490. «Somos muchos los que estamos fuera de la ley», clama el texto impulsado por centenares de activistas de ámbitos muy diversos de la sociedad y al que se han adherido hasta hoy más de 13.000 personas en el país. Este texto, publicado a principios de octubre en varios medios de comunicación, lo han encabezado la escritora Leila Slimani y la directora de cine Sonia Terrab.

«Estoy cansada porque en Marruecos cada dos o tres meses hay un escándalo sexual. Como artista, mujer y marroquí tengo que pronunciarme», señala Terrab a GARA. «Si meten a mujeres jóvenes a la cárcel, me tendrían que meter a mí también, yo también he incumplido el Código Penal. Hay que despertar ante esta situación», sostiene la cineasta y activista sobre el juicio a Raissouni. 

El manifiesto critica que aunque sea en la clandestinidad, las relaciones fuera del matrimonio son una realidad en la sociedad marroquí. Ahora bien, con el riesgo de ser denunciado. Solo el año pasado, según explican en el texto, más de 14.000 personas fueron procesadas por incumplir el artículo 490 del Código Penal que castiga estos comportamientos.

Una realidad similar sucede con el aborto, permitido solo en muy limitadas circunstancias. Cada día, entre 600 y 800 mujeres abortan de forma clandestina y no siempre en las mejores condiciones sanitarias, poniendo en peligro sus vidas y arriesgándose, también, a ser detenidas. En la misma situación se encuentra el personal médico que lleva a cabo las interrupciones de embarazo.

Una de las impulsoras del manifiesto explica que cada día llegan más peticiones para adherirse el texto, pero no se conforman con lo logrado hasta ahora, quieren ir más lejos y obligar al Parlamento a debatir la reforma de estas leyes.

Hace una semana lanzaron una petición popular bajo el lema “El amor no es delito” para que la Cámara de Representantes se debata esta cuestión y, para ello, tendrán que sumar 5.000 nuevas adhesiones a través del portal web del Gobierno.

Según Terrab, lograr abolir la ley que castiga las relaciones sexuales sin estar casado sería «un muy buen punto de partida». Cree que «si nos deshacemos de este artículo nos vamos a abrir a muchas posibilidades».

Estas reivindicaciones han tenido como principal altavoz las redes sociales. «Tenemos que continuar nuestra presión», defiende la directora de cine. Relata que en Marruecos hay que inventar nuevos caminos para la movilización porque las vías convencionales o clásicas no funcionan. También destaca que muchos jóvenes están participando en estas reivindicaciones y muestran un gran interés en todo este proceso.

Lógica religiosa

Khadija Ryadi, la expresidenta de la Asociación marroquí de Derechos Humanos y actual responsable de las relaciones internacionales de la entidad, en declaraciones a este periódico, explica que las reformas de estas leyes «no van a ser de hoy para mañana» porque considera que estas prohibiciones son mantenidas por «un poder que basa su legitimidad en la religión». 

«Estas leyes retrógradas a menudo se defienden con una lógica religiosa que provienen del islam y su abolición sería un ataque directo a la religión; sin embargo, son el legado del colonialismo francés que los introdujo en el Derecho Penal en Marruecos». 

Para Ryadi, el indulto del monarca no es el preludio de ninguna reforma. Considera que la ola de solidaridad internacional y la atención que ha logrado fuera de las fronteras del país norteafricano la condena a Raissouni obligaron a Mohamed VI a indultar a la periodista. Sobre todo, según explica la activista, para que en la ciudad de Marrakech se celebrara la segunda Conferencia Internacional sobre Justicia bajo el lema «Justicia e Inversión: Desafíos y apuestas», que tuvo lugar el mes de octubre. 

En la sociedad marroquí hay una losa más importante que las leyes, incide Ryadi: el miedo. No solo existe un temor a expresarse, sino a lo que pensarán los demás.

«En una sociedad que vive con miedo y cuya libertad de expresión se burla diariamente, donde la prensa está bajo presión y no se atreve a abordar temas tabú, y donde no podemos hacer encuestas de opinión reales, es difícil hablar sobre lo que piensa esta sociedad», manifiesta. Según la activista, «si se le pregunta a la gente si está de acuerdo con el derecho de las mujeres a abortar, todos dirán que no explicando que está prohibido por la religión, pero al día se producen 800 abortos, y eso es demasiado».

Otra de las voces que lleva años reclamando cambios es la de Sanaa El Aji, autora del libro “Sexualidad y celibato Marruecos”. «Las libertades individuales son una invitación a la madurez», afirma la socióloga en el portal Al-Hurra y M’Sur.

En su opinión, abolir estas leyes es «un llamamiento a que toda persona adulta se haga responsable de sus actos. Una incitación a que los individuos se salgan del tutelaje de la sociedad en lo que atañe a su vida privada». «Las libertades individuales no significan ni degeneración ni corrupción», rebate la socióloga, siendo este uno de los principales argumentos del sector más conservador de la sociedad para no iniciar reformas del Código Penal.

«Si abolimos las mencionadas leyes medievales, quienes prefieren abstenerse de toda relación sexual fuera del marco del matrimonio podrán vivir plenamente acorde a sus convicciones. Nadie los obligará a hacer algo que no corresponda a sus convicciones personales, solo porque la ley ya no criminaliza hacerlo».

Otra ley que varias de las organizaciones defensoras de los derechos humanos piden tumbar es la que castiga la homosexualidad. Es un debate mucho más complicado, pero con algún tímido avance, según defiende la activista Khadija Ryadi. 

«En 2008, después de un caso de represión de personas acusadas de homosexualidad en una ciudad del norte de Marruecos, solo la Asociación marroquí por los Derechos Humanos protestó y reclamó la abolición del artículo 489 del Código Penal que penaliza la homosexualidad», recuerda la activista. Destaca que en los últimos años una decena de asociaciones han empezado a reivindicar la reforma de este artículo. «Las cosas también están avanzando a este nivel, pero más lentamente que por el derecho al aborto», concluye.