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Norman Foster amplía con una galería más el Bellas Artes de Bilbo

El arquitecto británico Norman Foster, ganador del concurso de ampliación y reforma del Museo de Bellas Artes de Bilbo, ha rehecho su propuesta inicial. Él en persona explicó ayer la modificación de «Agravitas», que pasa por mantener la escalera interior del atrio del edificio antiguo para acceder a la nueva sala del monumento a Juan Crisóstomo de Arriaga.


El arquitecto Norman Foster presentó ayer en persona el avance de su proyecto de ampliación del Museo Bellas Artes de Bilbo “Agravitas”, con las modificaciones introducidas respecto a la idea con la que se alzó en junio con el concurso de adjudicación de la obra.

Los cambios pasan a mantener la escalera del edificio antiguo bajo la cual se abrirá el acceso a la galería cubierta que se creará en la plaza del monumento a Juan Crisóstomo de Arriaga y aprovechan el subsuelo de la nueva “txapela” diáfana que se levantará sobre el museo para generar otra galería acristalada más, de 2.000 metros cuadrados.

Foster dio a conocer estos detalles al término de la reunión del Patronato del Bellas Artes en la que presentó las maquetas de su proyecto y las mejoras respecto al boceto con el que concursó en junio. El arquitecto, que se ha implicado personalmente en la redacción del avance del proyecto arquitectónico, reveló que la idea de crear una segunda planta en la nueva bóveda del edificio para ganar más espacio a la ampliación, surgió «a primeros de este mes» y que todavía tendrá que afinar más el proyecto.

Su idea inicial era levantar la escalera que se encuentra en el atrio de la antigua entrada principal. Se pretendía franquear el acceso a la nueva galería cubierta que se va a crear en la actual plaza al aire libre donde está el estanque con el monumento a Arriaga. Ahora, han optado por mantenerla y construir un pasadizo bajo esa estructura.

Eje vertebrador

Esa conexión era uno de los requisitos presentes en la convocatoria, con la intención de convertir esa Plaza del Monumento a Arriaga en «el nuevo corazón del eje vertebrador del museo», con un espacio expositivo cubierto que contará en el techo con un gran óculo para filtrar al interior de la nueva galería la luz natural.

La otra modificación principal afecta al nuevo bloque aéreo acristalado que se levantará sobre los dos edificios. Respecto a la primera idea, Foster aprovecha ahora el subsuelo de la estructura para generar otro espacio de galería añadido y ganar otros 2.000 metros cuadrados adicionales, también diáfanos a la luz natural.

El inglés agregó que ese nuevo espacio permitirá subir desde el sótano las oficinas y los servicios de la parte administrativa del museo y convertir con ese traslado el espacio que liberen en almacén y destinarlo al depósito de obras sin tener que buscar o construir otro edificio en otro lugar de la ciudad.

Preguntado en ese sentido por si todavía mantiene abierta la posibilidad de que a pesar de todo se tenga que construir bajo rasante algún espacio, Foster dijo que «sí, pero la pregunta es para qué».

Desde su punto de vista, «las obras de arte se conciben con luz natural y exponerlas bajo tierra es «enterrarlas y no incluir en su exhibición la naturaleza, las sombras o la luz natural». Asimismo consideró que «para construir bajo tierra, primero tienes que destruir lo que hay encima y eso, desde el punto de vista de la sostenibilidad, no tiene sentido».

Foster explicó que su proyecto de ampliación, cuya finalización está prevista para 2023, ha buscado «el equilibrio entre introducir mejoras y mantener intacto lo ya existente sin destruir nada», además de la regeneración del entorno urbano donde se encuentra el museo.

También avanzó que el color principal sobre el que trabaja gira en torno a la búsqueda de «un tono muy ligero, a partir de cómo funcionará con la luz exterior del entorno natural». En ese sentido, se ha decantado por un tipo de piedra blanquecina o de cristal blanco de vidrio traslúcido que refleje en la mayor medida posible «la luz natural y del propio cielo».